Guatemala: un pueblo en lucha

Foto: WFP/Guatemala

Hacia 1983, fecha de inicio del proyecto de investigación antropológica de la Frontera Sur (CIESAS), planteamos que no se podría entender esa frontera internacional de México, sin entender también los procesos históricos de Centroamérica y El Caribe. En particular, planteé que debía incluirse en un primer momento de la investigación a Guatemala y Belice, ya que eran los dos Estados Nacionales que hacía frontera directa con municipios mexicanos situados en Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Tabasco. Aunque el estado de Yucatán no hace frontera directa con ningún país centroamericano, forma parte de la frontera con El Caribe y ello justificaba incluirlo dentro del área territorial que había que trabajar. Planteé que los procesos que hacían voltear al Estado Nacional Mexicano hacia la Frontera Sur, en un contexto nacional en el que la noción de Frontera remitía en la imaginación de la mayoría de la población al Norte, a los límites con los Estados Unidos, eran las luchas de liberación nacional que ocurrían en varios países centroamericanos, la enorme reserva de fuentes de energía que había y existen en el sureste del país y el potencial turístico de esta macro región. Son tres factores que siguen vigentes. Ahí está la construcción del Tren Maya, los enormes yacimientos de petróleo y las reservas de agua (presas hidro eléctricas y ríos subterráneos) y los caudales humanos de migrantes procedentes de Centroamérica que deben atravesar al país (todo México es Frontera) para alcanzar lo que suponen es la tierra de la promisión que les cambiará la vida, los Estados Unidos, el Gran Imperio de nuestra Era. En ese contexto que aún es vigente, quizá sólo con la modificación internacional de la inexistencia de la Guerra Fría, se producen en Guatemala las elecciones para Presidente de la República. Si bien el contexto internacional de la Guerra Fría es actualmente otro, siguen siendo los Estados Unidos la sombra de la intervención permanente en los asuntos que conciernen a los pueblos de América Latina y El Caribe. Se mantiene y se ha intensificado el bloqueo en contra de Cuba, lo que hace que en la Isla más grande del Caribe la situación sea peor que cuando sucedió el llamado “período especial”. En Guatemala, en 1954 los Estados Unidos intervinieron para derrocar al gobierno electo por mayoría amplia de votos de Jacobo Arbenz Guzmán y alentaron y financiaron un golpe de Estado al comprar al coronel Castillo Armas. La agencia encargada de planear y ejecutar aquel golpe de Estado fue la famosa CIA (Agencia de Inteligencia) que diseñó la operación PBSUCCESS en defensa de los intereses de la poderosa compañía United Fruit Company que exprimía las riquezas del país. En forma pública, el Gobierno de los Estados Unidos declaró que tenía el derecho de intervenir porque el Presidente Arbenz, a quien había precedido Juan José Arévalo, tenía relaciones amistosas con los miembros del Partido Guatemalteco del Trabajo (el partido de los comunistas guatemaltecos) lo que era inadmisible para la seguridad de los Estados Unidos. Hoy, el contexto internacional con la ausencia de la Guerra Fría cambia las estrategias usadas por los Estados Unidos y los gobiernos de derecha latinoamericanos y caribeños, que usan a los aparatos legales de los propios países para evitar a toda costa la llegada de personajes políticos, que según sus cálculos, ponen en peligro sus intereses y los de las oligarquías cleptócratas en el poder. Así lo hicieron con la Presidenta Dilma Rouseff cuando 61 senadores votaron a favor de su destitución, bajo la guía del Imperio. Así lo intentaron recientemente para evitar que Lula Da Silva llegara al poder, alentando además a que miles de seguidores del fascista Jair Bolsonaro asaltaran edificios de gobierno en Brasilia. Así, bajo argucias legaloides, destituyeron al Presidente del Perú a quien mantienen encarcelado. Igual procedieron en Bolivia cuando derrocaron a Evo Morales. En Guatemala, en las recientes elecciones, el pueblo está convocado a elegir Presidente, Vicepresidente, 160 escaños al Congreso Nacional, 340 puesto municipales y 20 escaños para el Congreso Centroamericano. En Guatemala se usa la segunda vuelta cuando existe un resultado apretado en el que ningún candidato obtiene la mayoría absoluta de votos en la primera vuelta. En esta ocasión, disputaran la segunda vuelta (12 de julio-18 de agosto) la candidata Sandra Torres del partido UNE que obtuvo el 21.10% de la votación y Bernardo Arévalo, hijo del Presidente Arévalo y miembro del partido SEMILLA, que obtuvo el 15.51 % de la votación. No podríamos decir que existe una izquierda como la entendemos en esta contienda, pero quien más se acerca a esa denominación es Bernardo Arévalo. La técnica de los embutes judiciales para desplazarlo y descartarlo de la contienda se aplicó en Guatemala, en donde, milagrosamente, el Tribunal Supremo Electoral declaró que todo el proceso ha sido legal y que procede la segunda vuelta. Por supuesto, la oligarquía cleptócrata de Guatemala tratará a toda costa de impedir que Arévalo llegue al poder y trate de introducir cambios en la vida pública del país, así sean estos de los más tímidos. No es por supuesto, la primera vez que el pueblo Guatemalteco está en pie de lucha. De hecho, lo ha estado desde la época colonial en el proceso de configuración de la Nación Guatemalteca, como lo describe magistralmente Severo Martínez Peláez en su libro La Patria del Criollo (se consigue gratis en INTERNET. Se publicó por vez primera en 1970). Una vez constituida la Nación, el pueblo de Guatemala no ha dejado de luchar por su propia integración, el cese de la explotación de los pueblos indios, la mitigación de la desigualdad y todos los males que acarrea una oligarquía rapaz en el poder. Esos años de lucha trajeron como refugiados políticos a México a personajes como Luis Cardoza y Aragón, Lya Cardoza, Carlos Navarrete, Carlos Illescas, Augusto Monterroso, Alaide Foppa (asesinada en Guatemala), Alfonso Solórsano (esposo de Alaide Foppa), Carlos Solórsano, Laura Solórsano Foppa, Ernesto Capuano, Mario Monteforte Toledo,  José Luis Balcárcel Ordóñez, y muchos más (Ver: Rogelio de la Mora Valencia, “Intelectuales Guatemaltecos en México: del movimiento CLARIDAD al antifascismo. 1921-1935”, en Signos Históricos, Vol. 14, No.27, México, 2012, pp. 104-137). En 1980-1981, 46,000 guatemaltecos cruzaron la frontera con México huyendo de la terrible represión militar. Es el caso, uno entre miles, de Adelina Hernández, quien tenía sólo once años cuando llegó al sureste mexicano (Boca Chajul, Chiapas) acompañada de sus padres y de siete hermanos. La familia, de origen quiché, eran campesinos que sembraban cardamomo y plátanos. La brutal represión militar los obligó a cruzar la frontera. En este contexto de añejas luchas, de soportar la represión extrema, el pueblo de Guatemala busca hoy, a través de las urnas, luchando contra la poderosa oligarquía local y el Imperio, que se respete su voluntad de vivir en paz y de que no se les niegue el derecho a desarrollarse como la propia sociedad lo decida. Hacemos votos porque la segunda vuelta electoral en Guatemala se lleve a cabo en paz y que sus resultados sean respetados. Si ello es así, la democracia en América Latina y El Caribe saldrá fortalecida.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 16 de julio, 2023

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