La caída de Zoé y la aparición de Manuelita

El presidente Andrés Manuel López Obrador bajó a Zoé Robledo de la contienda a la gubernatura por Chiapas para imponer en el carril de la competencia a su prima Manuela Obrador Narváez.

            El pronunciamiento de Zoé el fin de semana a favor de Manuelita para la gubernatura, fue sugerido por el propio mandatario, quien con este enroque busca perpetuar su influencia en esta entidad que considera su tierra.

            No sería la primera vez que AMLO incida en la elección de gobernador. Él fue el artífice de la candidatura y triunfo de Juan Sabines Guerrero, el peor mandatario chiapaneco, y de Rutilio Escandón Cadenas. Si bien no apoyó a Manuel Velasco han pertenecido al mismo círculo de amigos y de aliados.

            El destino de Zoé en las próximas elecciones se selló cuando se acercó al presidente para indicarle que estaba a sus órdenes para continuar con la transformación del país. El presidente le respondió que su trabajo al frente del IMSS era destacado y que debía seguir hasta 2024 para consolidar el IMSS Bienestar.

            Zoé no esperaba esa respuesta, sino su apoyo para lanzarse a la conquista de la gubernatura de Chiapas. Ese día, una encuesta publicada en el Heraldo de México lo colocaba a más de 12 puntos de Eduardo Ramírez Aguilar, su principal contrincante.

            La encuesta reforzó la orden de dejarlo fuera de la justa política. A principios de junio, el presidente había advertido a sus colaboradores más cercanos que el funcionario que buscara un puesto de elección popular debía comunicárselo a más tardar el martes 13. Esa semana era, además, definitoria para las corcholatas presidenciales quienes debían separarse de su cargo a más tardar el viernes 16 de junio.

Legislatura

            En la reunión con sus colaboradores, el presidente les preguntó, según sus propias palabras que repitió en la mañanera del 13: “A ver, ¿quieres continuar para terminar o tienes pensado participar como candidata, como candidato? Porque eso también es legítimo; sin embargo, necesito saber, porque ya no se pueden estar dando cambios. Ya, aprovechar para saber quiénes van a estar hasta finales de septiembre del año próximo y quiénes van a participar como candidatos al Congreso, gubernaturas, o lo que se tenga que elegir”.

            El presidente abundó: “Independientemente de la secretaría de que se trate, que tiene toda su estructura administrativa para atender todos los asuntos, los proyectos prioritarios de una secretaría tienen responsables. Por eso, no perjudica la marcha del gobierno, y además vamos a sustituir, en los casos en que vayan a participar como candidatos, vamos a sustituirlos por mujeres y hombres con convicción, con principios, no va a haber ningún problema”.

Zoé Robledo no renunció. Tampoco lo hicieron Rocío Nahle, secretaria de Energía; Ricardo Sheffield, titular de Profeco, ni Javier May, director de Fonatur, que aspiran a gobernar Veracruz, Guanajuato y Tabasco, respectivamente.

No se cumplió con el término establecido porque Ignacio Mier, líder de los diputados de Morena, sugirió al presidente que aplazara la fecha, ya que varios legisladores dejarían su curul, lo cual perjudicaría la aprobación de leyes favorables al gobierno.

Aun así, la encuesta fue pretexto para aclararle a Zoe que debía continuar en el IMSS hasta 2024. Además, el presidente aprovechó para colocar en el fichero político de Chiapas a su prima hermana.

Zoé entendió que no podía competir contra la familia del presidente y que, por el contrario, debía contribuir para hacer realidad los deseos de su jefe. Así que en cinco días armó una reunión, juntó a simpatizantes de Morena y destapó a Manuela Obrador como la principal aspirante a la gubernatura en Chiapas.

Sin embargo, el plan para colocar a la prima del presidente en Palacio de Gobierno enfrentará varios problemas.

El primero es que la candidatura de Morena para la entidad debe definirse por equidad de género. En ese caso, Manuela se impondría sin dificultades a Sassil de León, que está siendo impulsada por el Manuel Velasco y por el gobernador Rutilio Escandón. Es posible, que incluso que Sassil, Patricia Armendáriz y Rosy Urbina, prefieran replegarse para no interferir con las ambiciones presidenciales.

Esta estrategia de género, que no se ha aplicado en otros estados, perjudicaría a Eduardo Ramírez Aguilar, quien es el candidato natural de Morena y sus aliados. Él, más que otra persona, merece la candidatura.

Si se impone el capricho presidencial, se abriría un segundo problema: la posibilidad de que ERA busque algún carril partidista para contender por la gubernatura, incluido el Frente Amplio por México, en donde no es mal visto.

            Ramírez Aguilar no estaría solo, a su lado tendría a un buen número de militantes del Verde y de Morena que no se identifican, ni conocen a Manuelita, no obstante llevar el nombre y el apellido del político más popular de México.

            Un tercer problema es que una ruptura de esas dimensiones abriría un boquete en la recepción de sufragios de la anunciada candidata presidencial de Morena, con una merma de unos 500 mil votos, los cuales serían vitales en una contienda estrecha.

            Es probable, por estas razones, que la candidatura de Manuelita naufrague, porque pese a llevar el nombre y el apellido de su primo, está rezagada en las preferencias electorales. En los cinco años que se ha desempeñado como legisladora federal, que ha sido el único cargo importante en su corta carrera política, no ha podido posicionar su imagen como candidata viable a la gubernatura.

            Pronto veremos si se impone el manotazo presidencial, y también si Eduardo Ramírez, al ser desplazado, tenga el valor de pasarse al lado opositor. Si permeara la cordura, desde este momento los dirigentes morenistas deberían dejar en claro que su candidato por Chiapas será el aspirante mejor posicionado; con eso se evitarían muchos desvelos.