¡Que Porvenir!

Luis Miguel Valdés, La larga marcha de la humanidad, 2009.

Después de algunos comentarios acerca de la algún tema o situación, los panameños dicen ¡Que Porvenir! Por supuesto, frase que también se usa en el sur de México. ¡Que porvenir! recuerda al lema de Pablo Salazar, ¡Que venga el futuro! ¡Que venga lo que tenga que venir!

Frase con la que el Gobernador chiapaneco invocaba en forma de reto a la realidad. Por cierto, en Panamá la insurrección popular tuvo respuesta del Gobierno al anunciar el Presidente del País que convocará a un referéndum para saber la voluntad popular acerca de la presencia de las minas canadienses como si las gigantescas marchas no hubiesen ya anunciado la voluntad del pueblo. Por lo menos hay una respuesta sensata después de las gigantescas manifestaciones habidas en las principales ciudades de Panamá para protestar por el saqueo que el congreso del país legalizó. Es insólita la forma en que las cleptocracias, con el único propósito de aumentar sus bolsillos, venden los recursos naturales de los pueblos de América Latina y El Caribe, con honrosas y señaladas excepciones. En el caso de Panamá, como apuntamos en pasado texto para Chiapas Paralelo, fue una vergüenza escuchar a los diputados panameños por la televisión argumentando a favor de subastar a su propio país. Los círculos de poder en Nuestra América son insaciables. Los casos de corrupción son cotidianos como el tan sonado reparto de sobornos de Odebrech en pasadas administraciones en México. En el caso de Panamá ocurrió una insurrección popular que no cejó hasta que el gobierno respondió con una medida sensata: celebrar un referéndum que seguramente arrojará el resultado que ya vimos a través de las marchas: el repudio a esa plaga que recorre a Nuestra América y que son las mineras canadienses. El propio pueblo canadiense debería insubordinarse ante tamaña agresión de empresas que solo piensan en su enriquecimiento no importándoles los daños severos que causan al medio ambiente y a la población. Y más reprobable son quienes venden a sus países por un puñado de dólares. ¡Que porvenir! En efecto, el mundo atraviesa una de las etapas más graves en la Historia. Lo que ocurre en el Medio Oriente es impresionante. Sus repercusiones son complejas y en lugares como Daguestán, en donde una multitud tomó el aeropuerto en protesta por la llegada de un avión procedente de Tel Aviv.  Los noticieros transmiten imágenes que nos conmueven al tener ante nuestros ojos los estragos de los bombardeos, el dolor humano ante la tragedia, la desesperación ante la crueldad y el incierto destino de los seres queridos.  Miles de niños han perdido la vida, tronchados sus destinos. Tal pareciera que no hay lugar para el razonamiento, que la humanidad se mueve en un contexto de violencia inaudita que no tiene fin. Los conflictos interétnicos se cruzan con los de clase social como lo vemos no sólo en los noticieros sino aún en las famosas redes sociales. Una mujer en Instagram escribía que en Acapulco se llevaba a cabo un genocidio por parte del gobierno. La irresponsabilidad en toda su expresión. La persona que proclama semejante mentira motivada por el odio desplegaba en un acto irracional toda su amargura alimentada por la hiel del odio. ¡Que porvenir! Tenemos que seguir insistiendo en un mundo posible en donde los pueblos encuentren caminos mejores para la convivencia.  La historia dada, la que vivimos, no es la única posibilidad. Hay otras historias de fraternidad, de humildad, de tolerancia, de humanismo que también se escriben a diario y que testimonian que la luz en el túnel avanza, lenta, pero avanza. Es esa humanidad que rechaza la violencia, el sin sentido de las guerras, el vacío que arroja la violencia, la que porta un porvenir mejor. La gran movilización pacífica del pueblo panameño es una lección cercana de lo que se logra con determinación, con el convencimiento de que el poder no es para beneficiarse a costillas de los demás, sino para colaborar en la tarea conjunta de avanzar hacia la transformación del mundo. Complejo el porvenir de una convivencia con paz y justicia, pero posible porque existen miles de manifestaciones cotidianas en todo el mundo que así lo testifican. ¡Que venga un futuro de paz, de humanidad realizada, de fraternidad en la diversidad! Por ello vale la pena luchar para vencer los turbios caminos trazados por el capitalismo voraz, excluyente y deshumanizado. Estoy convencido que no hay ingenuidad en este  planteamiento. La voluntad de un mundo mejor lo demuestran las mil y una luchas populares que atraviesan el planeta portando la misma demanda: por una humanidad universal, sin violencia, con respeto a la vida, desterrando fanatismos y oprobios, con libertad para cada ser humano, con dignidad, con justicia. Que la frase ¡Que porvenir! anuncie días mejores.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 30 de octubre de 2023

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