Un buen presidente

Después de gobiernos municipales ineficientes, sobre todo los que encabezaron Yassir Vázquez, Samuel Córdova y Fernando Castellanos, en Tuxtla Gutiérrez hay una administración que presenta una imagen aceptable en los servicios públicos, en especial la recolección de la basura y el alumbrado público.

            Los cinco años de gestión de Carlos Morales Vázquez han sido más positivos que negativos, tanto es así que en las encuestas sale mejor posicionado que el gobernador Rutilio Escandón Cadenas.

            Tampoco es que sea una administración de dieces, pero sí registra una buena percepción entre los habitantes. Hay pendientes, desde luego, y el principal es mejorar el servicio de agua potable, que presenta fallas en diferentes colonias.

            Los tuxtlecos han padecido pésimas administraciones. Las más descarriladas iniciaron en 2011, cuando Yassir Vázquez asumió la presidencia municipal. Hubo entonces un deterioro acelerado de los servicios municipales. La obra emblemática de Yassir, ¡Qué viva el centro!, resultó un fiasco, con una estela de desvíos de 65 millones, de los 200 que se ejercieron.

            En realidad, la administración capitalina empezó a torcerse desde la llegada de Juan Sabines Guerrero, cuando contrajo una deuda por 800 millones de pesos, y comenzaron a multiplicarse los actos de corrupción.

            Cuando Samuel Córdova Toledo asumió la presidencia en 2012, después de ganar por 20 mil votos a Carlos Morales, se encontró con un ayuntamiento en bancarrota: había deudas con empleados del Conejobús, con policías municipales y de tránsito y con proveedores. El proyecto ¡Que viva el centro!, aseguró, había sido un fracaso. La gestión de Córdova Toledo también fue desastrosa, con el abandono de los servicios municipales.

            Fernando Castellanos Cal y Mayor asumió la presidencia en 2015 con la sombra de fraude ante Francisco Rojas Toledo, cuando el consejo municipal le acreditó haber ganado la elección por una diferencia 695 votos. Se vivieron entonces las protestas ciudadanas más numerosas en Tuxtla Gutiérrez. Su gestión fue como se esperaba: una desgracia por los habitantes de esta ciudad.

            Carlos Morales ganó la elección de 2018 por poco más de diez mil votos ante Paco Rojas, una diferencia que no fue notable, y que más bien obedeció a la ola que provocó el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador. En 2021, después de tres años de buena gestión, el morenista obtuvo una mayor diferencia ante Paco Rojas, al obtener 73 mil votos, mientras que Willi Ochoa se llevó 45 mil y Rojas, 34 mil.

            La administración de Carlos Morales Vázquez es sobresaliente si la comparamos con los calamitosos gobiernos de sus antecesores; si lo hacemos con presidentes municipales de otras ciudades, su gestión es mediana. Son reconocidos como los mejores alcaldes, Jesús Nader, de Tampico, con una aprobación del 67 por ciento; Carmen Canturosas, de Nuevo Laredo, con 60, y Juan Ángel Flores, de Jojutla, Morelos, con 58 por ciento. Carlos Morales, de acuerdo con la consultora Mitofsky, registra un índice de aprobación que oscila entre el 48 y 50 por ciento, ubicándose en la tabla media de los alcaldes de las 150 principales ciudades del país.

            De todos modos, la administración tuxtleca actual es mucho mejor que las que habíamos padecido con los gobiernos que le procedieron y que emergieron del PRI y del Verde. Es buena noticia, además, que pese al ofrecimiento para convertirse en candidato a diputado local o federal, Carlos Morales haya optado por culminar su mandato.

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