El nombre y el quehacer: Breve elogio a los paralelos

 

Ernesto Gómez Pananá

En estos días, Chiapas Paralelo cumple cinco años de haber surgido. Más allá de reconocer su espíritu crítico, quiero en estas líneas reflexionar sobre nombre y lo que significa.

Sigmund Freud, en Tótem y Tabú señala que es el nombre lo que nos hace singulares, lo que nos hace únicos y si algo creo que destaca en el ejercicio colectivo de Ángeles, Sandrita, Isaín y mi Maestro Sarelly es lo atinado del nombre.

Sin duda en la historia contemporánea de nuestro estado han existido esfuerzos de periodismo crítico destacados. Ámbar con Juan Balboa, El Observador con Candelaria Rodríquez al frente o el Expresso con Lety Hernández son, en modo alguno antecesores de Chiapas Paralelo pero ninguno de ellos en mi opinión tuvo el tino que tienen los paralelos al nombrarse.

Durante décadas, Chiapas ha vivido en medio de dos realidades, dos escenarios, dos tiempos.

Cuando el resto del país ya se conformaba en República Mexicana, nosotros seguíamos siendo parte de Guatemala.

Cuando en el centro y el norte la Revolución la hacían Zapata y Villa, en Chiapas los latifundistas se tornaban en guerrilleros.

Cuando en el resto del país la electricidad era signo de progreso, aquí en su nombre se inundaban pueblos y se desplazaban familias.

Mientras en el resto de México la gente decía por primera vez no al partido único, Chiapas reportaba comunidades enteras votando masivamente a favor de los mismos de siempre.

Mientras al país le prometían la modernidad mirando al norte, en el sur despertábamos con un Ya Basta de pies descalzos.

Chiapas ha vivido -y vive todavía- en medio de dos realidades. Aquella que solo ven los poderosos y la otra, la de la corrupción y la miseria, la del desempleo y la desnutrición. La realidad de un Chiapas Paralelo.

Ese ha sido el gran mérito de este medio. Dar testimonio de ese otro Chiapas que algunos quisieran ignorar.

Hoy, el reto que tiene en frente es gigantesco porque el escenario se oferta distinto. Habrá que ver, y habrá que denunciar. Gran reto. Gran responsabilidad.

Desde la sociedad civil habrá ojos atentos a su ejercicio. Son la voz y los oídos de mucha gente. Confiamos en que el cambio de élites no será razón para cejar en su ejercicio de observar y señalar aquellas cosas que desde el poder suelen normalizarse.

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