El Diego y otras cosas

  1. Ni la elegancia del Kaiser Beckenbauer ni la contundencia de Cruyff obtuvieron lo que Maradona tuvo: un arraigo que conecta directamente con el pueblo, la relación del ídolo con la gente en niveles que sólo los argentinos lo asumen como parte, algo propio de su “nacionalismo” que comprenden y exportan y que alcanza matices sociológicos justificables. Su posible “sucesor”, otro 10, Messi se cuadra: “el Diego es eterno”. Ese el marca una especie de distancia, y al fin y a cabo, respeto hacia alguien. Es tercera persona cuidando no expresar solamente “Diego es”. Sino el. Es como decir: “Usted Diego es…”

Ni las lágrimas de Goicochea, ni de Valdano ni de muchos argentinos son suficientes para no dejar de pensar en cómo un futbolista hizo vaciar a una nación tan dolida en su historia contemporánea por la Muerte vestida de verde olivo. Esa que acompañó desde las sombras, la traición, el genocidio de la operación cóndor, y que en el futbol encuentra el escape de todos los agravios, heridas injustas y tan hondas. Cicatrices que la memoria no olvida porque se hacen historia.

Quizá la bandera argentina con sus dos colores suaves, pareciera recordarnos la fuerza nacional que engendra el futbol en una nación tan necesitada de otro campeonato, desde aquella final en la que el defensa central alemán Andreas Brehme fulminó con un discutido penal la última esperanza para que Maradona levantar nuevamente la Jules Rimet. Esa que en México le devolvió algo más que una victoria deportiva, que hizo que la política y el deporte no sean dos cosas ajenas. Las Malvinas derrotadas, maldito nombre imperial; esa que los militares usaron pero perdieron. Dos goles. Uno con “ayuda de Dios”; otro, sin palabras…

  1. La historia es testigo de que muchos comunistas fueron perseguidos, estigmatizados espiados, golpeados, asesinados encarcelados por las fuerzas policiacas y militares del Estado moderno. Pero otras, como Rosario Robles está en la cárcel por otros motivos conocidos. Y es que ella estrictamente no pertenece a ese grupo criollo que al final la abandonó. No podría ser así por su origen de izquierda, distinto al priísta, que supuestamente combatió, hombres de un sistema corrupto, hombres de escuelas privadas y adictos al poder; ella, en cambio de la UNAM, de asambleas, de marchas, mítines, sindicatos. También por ser mujer. Sin embargo, ahora dejará de guardar su valioso silencio. Y no sabemos a cuál búnker afectará sus declaraciones. Lo que sí desean muchos mexic@nos es que los responsables del robo encaren a la justicia pero ya.
  2. De ser “la oposición leal” del viejo régimen político en extinción, de poco a poco forjar una alanza estratégica con el PRI, o más bien cooptados desde el salinismo, los conservadores del PAN, salieron del closet sólo para mostrar, primero, su bautismo, después su confirmación con su priismo pegado como chip en sus almas. Han decidido otra vez aliarse con el PRI y lo que queda del PRD, sin aprender con ello de su historia reciente. Seguramente la bandera que ondea en su sede debe ser ondear a media hasta o de plano sustituirla por los colore rojo blanco, algo que sus fundadores, si vivieran, pensarían que el PRIAN es una realidad desesperada. Pero, ¿qué pensar si dese el foxismo su ideología no es ya una base sino una práctica oportunista? Pocas voces del panismo se han dado cuenta de este “error histórico”.
  3. Por ahora lo increíble resulta más entretenedor que el mismísimo netflix, cuando los pumas de la UNAM alargan la maldición de una cruz azul clavada sobre lo indefendible.
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