Cloaca

Genaro García Luna
Foto: JesusGar

Pelearse por la libertad de comerciar drogas no legalizadas, para que el Estado se haga a un lado, que deje hacer y deje pasar. De resultar esta dinámica, entonces es cuando El Estado se narcotiza con agentes, expolicías o presidentes de la República, yéndose al bando de los malos. La corrupción es muy grande, dijo el primer testigo en el juicio contra GenaroGonzález Luna (GGL). Como su apodo. Según su versión, fue durante los sexenios de los panistas Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012) donde ocurrió este fenómeno. Con ello se destapa grande y caliente, una olla que podría explotarles. O sea, que, a partir de la llegada del PAN al poder en México, la penetración del narcotráfico en algunas instituciones gubernamentales se hizo práctica aceptada, convertida en algo parecido a una “poder paralelo”, sin que pudieran o quisieran detenerlo.

Una obscura cloaca que tuvo acceso a las complicidades narcotráfico-gobierno. Para muestra un botón: el revelador, penetrante y oportuno libro de Olga Wornat, Felipe el oscuro, secretos intrigas y traiciones del sexenio más sangriento de México, Planeta, 2020, en el cual documenta múltiples ejemplos de cómo el Estado es penetrado pero permitido desde sus altos niveles. Libro que describe una radiografía del expresidente y también de su exsecretario de seguridad GGL. Libro –“prohibido durante el gobierno de Calderón”,̶  tiene el peso moral de mostrar revelaciones en el interior del poder. Quizá una de ellas es aquella en la que el presidente en turno Felipe Calderón se le informó de las infiltraciones y aceptaciones del narcotráfico por parte de GGL, pero que no se hizo prácticamente nada; al contrario: los que advirtieron informando fueron hostigados o encarcelados, como algeneral Tomás Ángeles Dauahare, subsecretario de la Defensa Nacional y sobrino nieto del general revolucionario Felipe Ángeles. Dice Wornat: … le fue peor: pagó con la cárcel decir la verdad y se trandormó en otra víctima  de Felipe Calderón (…) el general, que de estos sabía mucho, le reveló al mandatario los detalles de los nexos de Genaro García Luna con el Cártel del Pacífico  y le manifestó su desacuerdo con la estrategia implementada para el combate al narcotráfico…” (p.40) Lo que siguió fue su detención .

El cuadro se completa con la impunidad. Como un círculo malvado que gira y gira y termina en ese lugar donde todo inicia, se oculta y se permite. Y en algún lado de la pintura están también los Estados Unidos. Como una estatua que sostiene a la DEA de una mano, se puede ver cómo es parte del proceso, por aquello de la larga colaboración derivada delos acuerdos bilaterales con el vecino norteño. Uno de ellos era que sus agentes podían estar en territorio mexicano, disposición que fue modificada por el actual gobierno. Otro es el intercambio de información y la obtenida por la DEA, o conocer las actividades del acusado, quien era “viejo conocido de la DEA, así como del FBI y la CIA, relaciones que cultivó desde los tiempos de Fox”, escribe la autora. Incluso, un jefe de la DEA que lo conoció cuando era el espía del CISEN “… fue categórico cuando le pregunté -continúa- por qué trabajaban con él si sabían que era corrupto y tenía vínculos con los narcotraficantes: porque a veces hay que bailar con el diablo. Por ahora, es mejor tenerlo cerca que dejarlo suelto. Después veremos…” (p. 103) Dato: En 2011 eran 60 mil 420 ejecuciones y 10 mil secuestros al año con Calderón. Hagan sus cuentas.

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