Oxchuc y su particular uso de insectos en la medicina y gastronomía

Fotos de la cámara Samsung      Cortesía: UNICH

Para la colecta de muestras entomológicas se realizaron recorridos con los poseedores del conocimiento; dichas muestras se conservaron en alcohol al 70% y posteriormente se realizó el trabajo de identificación mediante la clasificación lineana con el apoyo de entomólogos de ECOSUR.


José Alfonso López Gómez, Ramón Mariaca Méndez, Laura Huicochea Gómez y  Benigno Gómez Gómez investigadores del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) en conjunto con Eraldo Medeiros Costa Neto investigador brasileño de la Universidad Estatal de Feira de Santana, realizaron una investigación para identificar la importancia de la entomofauna en el pueblo tzeltal del municipio de Oxhuc.

La etnoentomología busca entender la relación que los seres humanos tienen con la entomofauna; esta subdisciplina pretende comprender la importancia cultural de los insectos en poblaciones humanas, al considerar su consumo, uso medicinal, presencia dentro de mitos, leyendas, prácticas mágicas, simbólicas o religiosas y uso lúdico o recreativo.

En Chiapas, los estudios etnoentomológicos se encuentran dispersos, aparecen, por ejemplo, en trabajos que versan sobre platillos gastronómicos que se basan en productos insectiles en diferentes comunidades

Otros más, hablan del conocimiento que los pobladores tienen respecto a insectos comestibles en comunidades como Simojovel de Allende, San Fernando, Oxchuc, Tenejapa y comunidades aledañas al Volcán Tacaná.

ts’isim vivas                         Cortesía: Sabores Oaxaqueños Restaurant

López Gómez, Mariaca Méndez, Huicochea Gómez y Gómez Gómez aplicaron entrevistas semiestructuradas a 28 pobladores de Oxhuc, a través de las cuáles identificaron que el consumo de los insectos ha ido en detrimento debido a la estigmatización que se hace de quienes la practican.

Además de las limitantes contra las que los pobladores se enfrentan ya que es difícil conseguir la misma – o mayor – cantidad de insectos que antes.

Otro factor determinante ha sido sin duda la desconexión en la transmisión del conocimiento entre padres e hijos sobre las especies insectiles comestibles.

Después de recabar los datos, los investigadores organizaron los resultados en siete grupos por categorías de importancia cultural, por lo que un mismo individuo o especie puede pertenecer a más de uno de ellos, donde se trastocan los usos de carácter material y simbólico que le dan los pobladores de la zona.

La Universidad de Loja desarrolla proyecto para reproducir abejas sin aguijón Cortesía: eldiario.ec

Uso medicinal (entomoterapia)

Los investigadores identificaron a siete insectos para uso entomoterapéutico. Entre éstos destacan el abejorro (jonon) y la abeja (chab’), ambas, utilizadas para curar reumas y mal aire. Para que el tratamiento funcione, los insectos deben picar inesperadamente y aunque el exceso de picaduras puede causar fiebre y escalofríos, son controlados con el uso del temazcal.

También determinaron el uso de un escarabajo de color negro conocido como tuluk’ chan, el cuál ayuda a desaparecer verrugas del cuerpo.

La cochinilla (ts’ool chan) por su parte, cura afecciones del oído, como dolor y pérdida auditiva. Su modo de preparación consiste en sofreírla en aceite rosa (que se consigue en yerberías), luego dejarla enfriar y con un trapo humedecido en la solución limpiar dentro del oído.

De igual manera, existe la idea de que las hormigas que pican pueden curar “la pereza de la mano” y hacer que ésta trabaje más rápido, de tal manera que la persona sale a buscar un nido a orillas del camino y, una vez localizado, mete ambas manos y las deja el tiempo suficiente para que las hormigas piquen. Aunque se siente dolor es una práctica común entre niños y jóvenes.

Además de los anteriores, se añade la existencia de un insecto llamado tsirum pat chan, de color negro con blanco que se encuentra bajo las piedras o bajo la corteza de árboles muertos y es usado para curar a niños que lloran mucho o no duermen con facilidad.

Gallina ciega Cortesía: Koppert México

Uso gastronómico (antropoentomofagia)

Por otra parte, la lista de insectos para elaborar platillos fue encabezada por la hormiga arriera (ts’isim) popularmente conocida como chicatana o nucú en otras regiones de Chiapas; esta especie es recolectada en la temporada de las primeras lluvias, a finales de mayo a inicios de junio.

La población también reveló consumir el chanulte, una larva comestible que se identifica por tener un sabor similar a la carne de puerco y es de los más consumidos entre la población.

Por otro lado, existen dos escarabajos, el x-chial y el kujt’intsa; el primero es el que se consume y se caracteriza por tener “cuernos” que pueden lastimar durante su captura, la aparición de la espiga y el elote en la milpa coinciden con la trasformación de k’olom (gallina ciega) a xchial (escarabajo), por lo que se prefieren estas fechas para su consumo, ya que “están frescos”.

A esta lista se añaden tres avispas de las cuales se consumen sus larvas, dos especies de chapulines, el primero de tonalidad café que se encuentra en la milpa y el segundo es de color verde, mismo que se halla en acahuales de no más de un año y en campos donde hay mucho zacate.

Sin embargo, López Gómez, Mariaca Méndez, Huicochea Gómez y Gómez Gómez señalan que la importancia cultural de estos insectos (ch’in chanetik) presentes en la comunidad tzeltal está modificándose por distintos procesos, como la introducción de medicina convencional, nuevos alimentos, sectas no católicas y educación formal, principalmente.

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