El trabajo en colectivo
Una de las reglas de oro que le mencionó fue tener siempre presente la sencillez con todas las personas, en especial ponerlo en práctica con su equipo de trabajo.
Una de las reglas de oro que le mencionó fue tener siempre presente la sencillez con todas las personas, en especial ponerlo en práctica con su equipo de trabajo.
Se consideraba muy afortunada de estar rodeada de vegetación en su casa, era como un oasis, después de un fraccionamiento vecino que no tenía ningún árbol.
Esa tarde del viernes Matilde se acordó de una frase que conocía desde que era niña, “el trato fue de palabra”, sin habérselo propuesto lo había aplicado.
Se fueron dando cita el canto de las chicharras, el viento que soplaba fuertemente, el croar de las ranas, el sonido de las hojas de los árboles mecidas por el viento, los ladridos de los perros, el canto de los pájaros y de los grillos, el murmullo de personas que se percibía a lo lejos.
Hizo memoria del significado que tenían las primeras aguas, como solían llamar en su familia a las primeras lluvias del mes de mayo.
Ella volvió la vista y pensó un instante antes de responder, tenía poca ganas de platicar. Sin embargo, le pareció que sería descortés si lo ignoraba.
Dejó que el agua tibia acariciara cada parte de la cara, con movimientos suaves se dio un masaje sintiendo el aroma del jabón de romero y disfrutando ese instante.
Echó un vistazo a algunos de sus libros, empezó a hacer memoria, cada uno tenía una historia de cómo había llegado a ella
Fue al patio y observó que las hojas de los árboles de limón estaban tristes, se veían casi cerradas, opacas. La hojarasca que cubría sus raíces era la que permitía guardar un poco la humedad cuando eran regadas.