El cine que se fue
El viernes 27 de agosto, en un conversatorio con el novelista nicaragüense Sergio Ramírez organizado por el Centro de Investigaciones (CESMECA) de la UNICACH, el narrador recordó la influencia del cine en su obra.
El viernes 27 de agosto, en un conversatorio con el novelista nicaragüense Sergio Ramírez organizado por el Centro de Investigaciones (CESMECA) de la UNICACH, el narrador recordó la influencia del cine en su obra.
Como anuncié en una colaboración previa, retomo la lectura de la autobiografía de Stefan Zweig, El mundo de ayer. Postrera publicación del autor austriaco y que vio la luz en 1942.
Si algo ha derribado la pandemia que vivimos y sufrimos es la posibilidad de efectuar planes; ese accionar que pretende controlar el futuro personal en todas las facetas. Vivir sin planes, sin proyectos marcados por una ruta para llevarlos a cabo, incluso con específica cronología, resultaría un drama en otras circunstancias ajenas al Covid-19, una auténtica frustración.
Este confinamiento pandémico ha ofrecido muchas cosas y no todas deben considerarse desagradables; entre las positivas incluyo el tiempo para ver o leer. En mi caso, y sin tenerlo previsto, prácticamente coincidió el ver y leer sobre un personaje histórico.
No es que sea devoto de la cantante Jennifer López, ni de las letras de sus canciones, pero a veces ciertos apócopes populares son muy pertinentes; este es el caso del pa’cuando expresado en forma de interrogante en una de sus últimas melodías.
El virus del Covid-19 no solo llegó como una pandemia mundial para llevarse vidas humanas, afectar a familiares y amigos, y trastocar la maltrecha economía de innumerables hogares chiapanecos.
Reiterado es escribir de acoso policial a población negra de Estados Unidos, aunque no siempre acabe en homicidio, como el de George Floyd.
Hay términos o conceptos que son difíciles de asimilar, aunque se utilicen de manera reiterada. Eso ocurre con la palabra “normalidad”, esa “cualidad o condición de lo normal” según la definición de la Real Academia de la Lengua.
Todavía con el confinamiento vigente, no sólo pienso en las personas que no he visto, y en alguna que no volveré a ver nunca, sino en aquellas que de forma justa e injusta, en ello no voy a entrar, sufren un doble cautiverio por encontrarse en las cárceles de todo el mundo.