¡Es la Independencia, apá!
Las fiestas de la independencia de México siguen mostrando dos méxicos irreconciliables: El México de los lujuriosos salones de palacio, donde se arropa el presidente con lo más granado de la clase política, diplomática, empresarial. El de la plancha de la Plaza de la Constitución, donde se arremolina el populacho insatisfecho.