Línea Sur, de José López Arévalo

Hoy cedo mi espacio a José López Arévalo, mi kamarrada, quien se marchó hace dos años. Aquí reproduzco su penúltima columna, Línea Sur,

José Juan Balcázar, José López Arévalo y Sarelly Martínez, una foto, según Isaín, de 1997.

José Juan Balcázar, José López Arévalo y Sarelly Martínez, en una foto, según Isaín, de 1997.

publicada el 12 de marzo de 2012, mes y medio antes de su partida:

 

Escribir tiene su gracia, más cuando se busca lectores. Cómplices.

Lo hemos hecho, por lo que recuerdo, de todo un poco: amor, humor, cultura, política, bohemias, libros, películas. En lo dicho, de todo un poco.

Pero el eje central de esta columneja siempre ha sido la política. Es su columna vertebral.

 

TRIUNFOS ROBADOS

 

La administración de este gobierno termina con una gran polarización política, entre beneficiarios del neosabinismo y quienes desaprueban “el estilo personal” de gobernar.

Entre los primeros se destacan un buen número de periodistas, voceros oficiosos de lo ridículo: “el gobernador más joven”, “el primero en llegar hacer, reinventar…” la historia misma. El elogio al autoelogio. Hasta el paroxismo.

Los más privilegiados no ven mermar sus cuantiosos ingresos a pesar de la “austeridad” obligada de gran parte de la burocracia gubernamental en esta última fase; en el adiós.

  En algunas dependencias los empleados de medio pelo ya trabajan con la mitad de sus salarios; los trabajadores ya tienen que llevar su propio papel higiénico y cooperar hasta para el agua de los garrafones; el Celali desaparece gradualmente, no hay para pagar la renta del local y sus trabajadores han sido retirados a sus casas garantizándoles su salario hasta junio; en el Indeporte no se pagan becas y diversas prestaciones laborales; infinidad de constructores han quebrado y han sido arrastrados virtualmente a la miseria, no les pagan

 

Verdad o mentira es el run run que habla de la visión de gran parte de la ciudadanía acerca del fin de este gobierno mediático y de ocurrencias.

 

Termina dando tumbos y palos de ciego. Se perdió en su egocentrismo y culto a la personalidad. En sus fobias personales.

 

 

 

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