De chingar y otras chingaderas

© ¡Estas sí son chingaderas! Museo de Arte Popular. Ciudad de Oaxaca (2008)

© ¡Estas sí son chingaderas! Museo de Arte Popular. Ciudad de Oaxaca (2008)

 

Escribo esto pensando en la Rial Academia de la Lengua Frailescana y, aunque no conozco a don Rubén López Cárcamo, me llama la atención un artículo suyo publicado en algún número reciente de la revista Areópago, dirigida por el buen amigo Roberto Molano Ríos. El pequeño relato se intitula “El chingolés” y data del 24 de febrero de 2001, por lo que no sabría, a ciencia cierta, si fue retomado de otra publicación o si se trata de la divulgación extemporánea o acaso póstuma de esa nota. Lo cierto es que me intereso en el artículo, del mismo modo como regularmente paso revista a lo que se difunde sobre del habla popular de los mexicanos y en particular sobre Chiapas.

Don Rubén López Cárcamo hace referencia al libro homónimo de un tal Pedro María Uzandiaga y Mendoza, y al de Jorge Mejía Prieto titulado “Así habla el mexicano”, en donde ambos autores dedican algunas páginas al tan traído y llevado “chingar”, el verbo más mexicano y popular de todos los mexicanismos reconocidos hasta hoy, al grado que es pan de cada día en el sur de Estados Unidos, es común su pronunciación en Centro y Sudamérica y ya se escucha, conforme a algunas de sus acepciones, en la propia España. Y bien es cierto pues chingar y hacer chingaderas es como una especie de distracción o pasatiempo nacional.

Efectivamente, el verbo chingar expresado en todos sus tiempos y formas verbales, lo mismo que utilizado a manera de sustantivo, adjetivo o adverbio, ha dado al castellano que se habla en México la peculiaridad, fuerza y encanto que no tiene el idioma en otros países. En sí misma, la familia de palabras cuya radical se encuentra en la partícula chinga, es de tal magnitud, que constituye un acervo fundamental de referentes. Sin su comprensión sería imposible la comunicación verbal en algunas zonas geográficas del país y entre los hablantes de algunos estratos sociales, sobre todo de los barrios marginales de las ciudades gigantes y medianas.

Tan abundante es la cantidad de estos términos chingones que se requeriría de un compendio exclusivo y monográfico, para cada una de las regiones lingüísticas del país.

Espero no estar equivocado al creer, con base en algunas lecturas, e independientemente de su probable origen náhuatl (xinaxtli: aguamiel fermentado), que la más antigua acepción de la palabra chinga, al nivel nacional ¾misma que aún se conserva en el habla popular de la región central de Chiapas¾, es la que hace referencia al sedimento de cualquier líquido contenido en vasijas o depósitos, y cuyos sinónimos en buen español son: asiento, poso y residuo, mientras que en el habla popular de Chiapas, sus parientes se encuentran en shubil y shinga (asiento de la manteca de cerdo), mazú (poso u asiento del pozol), zupia, chingaste, chingastío y otras, del mismo modo como en Costa Rica la palabra chinga nombra a la colilla de tabacos y cigarros.

De modo que en el habla particular nuestro, el de Chiapas, se escuchan expresiones coloquiales diversas, relacionadas con la palabra. “A esa vieja me la chingo” (por decir fastidiar, defraudar e incluso copular), “esa cantina está en casa de la chingada” (debido a su ubicación extremadamente distante), “lo vieras. Qué vaca tan chingona” (por decir eficiente, magnífica, excelente), “hmmm vos. No me vengás con chingaderas” (a cambio de disparates o cosas intrascendentes), “vos tus chingadazos querés” (es decir: golpes, tunda, castigo) y así por el estilo. De donde se explica esa gran cantidad de vocablos y giros del lenguaje derivados, escuchada aquí y allá, que trataré de recordar ahora para luego, en cuanto haya tiempo, definirlas una a una. Veamos qué tal suenan y qué tal se ven impresas:

1. Chinga, 2. Rechinga, 2. Chinga de aquellas, 3. Chinga tu madre, 4. Chinga la tuya, 5. Chingá tu joníz, 6. Chingá tu culo con un palo, 7. Chingonométrico, 8. Chingón, 9. Chingona, 10. Chingonazo, 11. Chingonería de mujer, 12. Pero qué chingón, 13. Qué chingón te ves, 14. Chingo lingo, 15. Chingoncito, 16. Chingoncita, 17. Chingonazo chirria, 18. Un chingo, 19. Un chingatal, 20. Un chingamadral, 21. Una chingonería, 22. Chingar, 23. Rechingar, 24. Recontrachingar, 25. Chingó su madre, 26. Chingao, 27. Ah qué chingaos, 28. Chingada, 29. Qué chingado, 30. Chingue su madre, 31. Ya chingué, 32. Chingarse, 33. Hijo de la chingada, 34. Hijuelachingada, 35. Jijuelachingada, 36. A la chingada, 37. Hasta la chingada, 38. Chingadera, 39. Andar chingue y chingue, 40. Esas son chingaderas, 41. Ya dejá de’star chingando, 42. Esa tu chingadera, 43. Chingadazo (-os), 44. Puras chingaderas, 45. Te voy a chingar, 46. Ahora me la chingo, 47. Ya te chingaste, 48. No te dejés chingar, 49. Sepa la chingada, 50. Pura chingada, 51. Vete a la chingada, 52. Te va cargar la chingada, 53. ¡Qué chinga!, 54. Vámonos a la chingada, 55. Vete a la chingada, 56. Está de la chingada, 57. Como la chingada, 58. Ni a chingada (-as), 59. ¡Así la Chingaderita!, 60. Por no ver su chingadera, 61. ¡Ya me chingaron!, 62. En casa de la chingada, 63. Vales una pura chingada, 64. ¿Con quién chingados andabas?, 65. Ya ni la chingan, 66. Chingaquedito, 67. ¿Ya se lo chingaron?, 68. Y éste, ¿quién chingados es?, 69. ¡Ah qué bien chingas!, 70. Esto ya chingó su madre, 71. Y ahora ¿qué chingados hacemos?, 72. ¡Que vaya y rechingue a su madre!, 73. ¡Qué chinga le acomodaron!, 74. Ya ni chingas, cabrón, 75. Ya se lo chingaron.

 

cruzcoutino@gmail.com agradece retroalimentación.

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2 Comentarios en “De chingar y otras chingaderas”

  1. José Manuel C. Rodríguezes
    8 julio, 2014 at 20:03 #

    …AH QUE CHINGON ARTÍCULO…

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