Quienes  no se van, por el contrario permanecen

Foto: Isaín Mandujano

Con amor en tu primer aniversario mi querida Toyi, estás en nuestros corazones por siempre

Quizá coincidan conmigo en lo siguiente, uno de los temas que menos me gusta abordar es el de la muerte, estoy consciente que es inevitable que a cada una le llegará el momento de partir físicamente de este espacio en el que nos encontramos. Sin embargo, en varias de las ocasiones me alejo de este tema, sobre todo cuando pienso en mis seres amados y de alguna manera, me resisto al desapego, a esta etapa de dolor, de sentir que la vida se nos va en ese instante en que un ser amado fallece físicamente y los duelos que deben sobrellevarse después.

En esta entrega retomo brevemente el tema de la muerte, no sólo porque coincide con las celebraciones que en esta semana se llevan a cabo en la mayoría de pueblos, ciudades y entidades de nuestro país en honor al Día de Muertos sino porque cada situación que se vive a diario, sea en un contexto cercano o lejano nos hace el recordatorio que somos mortales y por lo tanto, nadie sabe en qué momento le tocará partir de este mundo. He ahí también otro punto importante, estar preparadas para morir, pero ése será tema para otra entrega, si me animo y decido abordarlo.

Además de la parte dolorosa que provoca la muerte de un ser amado, hay elementos importantes para reflexionar sobre el tema,  ciertamente quienes fallecen nos dejan una pérdida grande, hay duelos por los que debemos pasar, cada persona los vive de diferente manera y en sus tiempos. Sin embargo, quienes fallecen no se van del todo, se quedan, permanecen en nuestros corazones, en nuestros pensamientos, en nuestra vida cotidiana a través del legado de enseñanzas que nos dejan, de las anécdotas con las que les recordamos y les traemos a la vida, a nuestras vidas. Es decir, no se van, permanecen mientras les tengamos en la mente, en los corazones y continúen siendo parte de nuestra vida.

La celebración del Día de Muertos es una manera de ejemplificar una de las maneras en cómo se recuerda y trae a la vida a quienes han partido físicamente, el colorido de este festejo es inmenso, así como la diversidad de elementos que se retoman de las culturas prehispánicas y la fusión que se ha realizado con la religión católica. Esta celebración no sólo se torna como una fiesta en honor a los muertos sino es una de tantas maneras de recordar que nuestros familiares, amistades, conocidos que han fallecido permanecen en nuestros corazones.

Somos mortales, por supuesto, pero no morimos del todo, nos quedamos mientras nos recuerden quienes nos aman.

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