Aires de primavera

Isis se apresuró a elegir la ropa que llevaría esos días de vacaciones, sus familiares vivían en un lugar con clima cálido. Guardó sus blusas de manta, mientras las doblaba observó los bordados, qué hermosos tejidos, bella combinación de colores y formas. Se quedó pensando en el tiempo que invertían las mujeres bordadoras para hacer cada prenda y que su trabajo, en la mayoría de ocasiones, no era valorado, cayendo en el regateo constante.

Echó un vistazo a la gama de colores de blusas de manta que tenía en el guardarropa, cada una le era significativa, las que ella compró, las de obsequio, las de ocasiones especiales. Algunas eran de regiones que no conocía, otras de producción local. Recordó la primera blusa de manta  que se compró, era color blanca, manga larga y muy fresca. Desde pequeña se sintió atraída por ese tipo de prendas.

Escuchó que su familia la llamaba, ya estaban por salir, cerró su mochila y se dirigió a la sala. Tomaron dos taxis que los llevaron a la terminal de autobuses. Percibió el aire que corría, ya se avizoraba el atardecer.

Abordaron y el recorrido comenzó. Isis se sentó en la ventanilla, negoció con su primo Humberto que le cambiara el asiento, inicialmente ella tenía pasillo.

Aún iba acalorada, la mañana había sido intensamente calurosa, deseó que el camión tuviera la ventana abierta y seguir percibiendo ese aire tan agradable. Observó los tonos en naranja muy tenue con los que se coloreaba el cielo.

Recordó esas tardes en las que le tocaba llevar a sus mascotas caninas en la ventanilla del carro, les fascinaba sacar la cabeza y que el aire acariciara sus orejas, podían permanecer así gran rato. Suspiró profundamente. Vinieron a su mente lindos atardeceres como el que ahora apreciaba, indudablemente esos paisajes y el vientecillo que se dejaba sentir eran las señales que los aires de primavera estaban llegando y habría que darse el tiempo para disfrutarlos.

Humberto la sacó de su contemplación, estaban proyectando uno de los documentales que Isis tenía pendiente por ver, Llévate mis amores. Isis volteó nuevamente a la ventana, el sol se había ocultado, era hora de ver el documental.

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