Las elecciones del 6 de junio: Tensiones de la inmediatez y el pragmatismo

El 6 de junio próximo se llevarán a cabo elecciones prácticamente en todo el país. Salvo en los casos de Coahuila y Quintana Roo, donde solamente se elegirán alcaldes, en el resto del país estarán en disputa más de 3500 cargos de elección popular. Se habrá de renovar por completo la Cámara de Diputados federal con 500 diputados, 300 de ellos por vía directa o de mayoría relativa y los 200 restante por el principio de representación proporcional. Al mismo tiempo, estarán en juego casi la mitad de las gubernaturas y poco menos de 2000 cargos habrán de renovarse entre ayuntamientos, alcaldías y autoridades auxiliares.

Aunque el clima político ha estado sobrecargado de tensiones desde que se inició este gobierno por la beligerancia que imprimen los actores políticos que se disputan el control de la agenda, en los últimos días se ha empezado a calentar el ambiente debido al perfil de algunos candidatos, así como por las equivocaciones reconocidas por la Auditoría Superior de la Federación.

El presidente Obrador usa las mañaneras para fustigar a los opositores de su gobierno. Sus detractores desde los medios de comunicación tradicionales así como incendian la pradera por las pifias de los actuales funcionarios, igualmente magnifican los errores de esta administración. En una de las conferencias matutinas de la semana pasada, el presidente presentó un video a propósito de la opinión vertida por un sector de periodistas que se han caracterizado por las críticas a su gobierno, donde señalaban el escandaloso informede la Auditoría Superior de la Federación, en el que se dice que cancelar el aeropuerto en Texcoco ha costado tres veces más que lo planeado por el gobierno. El presidente no fue capaz de discriminar que un tema de esta naturaleza es relevante mediáticamente aquí y en todas partes del mundo; de manera tal que se concentró puramente en exhibir y descalificar a sus críticos.

Habiendo tantos problemas en la agenda y un esfuerzo indeclinable de este gobierno por apoyar a los pobres con el fin de cerrar las brechas de la desigualdad en el país, causa sorpresa que el presidente se ocupe de ofrecer una publicidad no pedida por sus críticos, pero que puede redituarles algún beneficio más adelante. En este sentido, el presidente comete un doble error que quizás en el futuro inmediato pueda ocasionarle algunos problemas. Por una parte, le atribuye importancia a un tema que podría encausarse por las instancias adecuadas y sin mayores conflictos. Por otro lado, publicita a sus detractores magnificándolos con la figura de rtiresde un gobierno que no solamente es impermeable a la crítica, sino que resulta poco tolerante con quienes se atreven a externar sus opiniones.

La Alianza federalista, básicamente integrada por gobernadores panistas, han perdido fuerza después que el presidente les ganó la partida respecto de la adquisición y la distribución de las vacunas. Los más rijosos, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y el de Chihuahua, Javier Corral, uno de ellos tiene problemas serios en términos de la inseguridad que viven los ciudadanos de su entidad, mientras que el otro no pudo imponer a su probable sucesor a través de la designación del candidato de su partido a la gubernatura de su estado. Otro gobernador de filiación panista, el de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, está en proceso de ser desaforado por presuntos delitos del orden federal.

Un líder opositor, hoy crítico del presidente, pero antaño aliado de este envía misivas frecuentemente señalando errores de la presente administración y, en particular, recrimina que el actual jefe del ejecutivo está más cerca de emular a Porfirio Díaz que a Benito Juárez. Con todo, considera que la oposición no podrá evitar el triunfo del partido del presidente y sus aliados.

Dada la crisis de credibilidad de la oposición, particularmente del PRI y el PAN, Morena se está dando el lujo de promover candidatos cuyas trayectorias no son las mejores y a pesar de todo eso es previsible que ganen u obtengan una buena cantidad de triunfos en la próxima contienda electoral. En cierto modo, la configuración partidaria que tenemos en México y el escaso control que existe sobre los partidos, es también el resultado de la debilidad de la sociedad civil que resulta incapaz ya no digamos de proponer candidatos, cuando ni siquiera puede influir a fin de evitar candidaturas que resultan impertinentes e inadecuadas.

#Elecciones2018 – Foto Francisco Velazquez (26)

Si como dice el presidente el pueblo de México es consciente y uno de los más politizados del mundo, causa cierta contrariedad entender cómo es que termina favoreciendo la candidatura de un político como, Félix Salgado Macedonio, al gobierno del Estado de Guerrero.

No obstante la corrección” que han hecho los dirigentes de Morena en torno a la candidatura al gobierno de Guerrero, los antecedentes del partido del presidente dan muestras evidentes de importarles muy poco quienes puedan ser sus candidatos. Es decir, el objetivo es ganar las elecciones a cualquier costo, no importando la trayectoria de sus candidatos. En las pasadas elecciones locales en Hidalgo, decidieron aliarse con una red de políticos corruptos con el fin de ganar la alcaldía de Tulancingo y la ciudadanía terminó por darles la espalda. ¿Dónde se han quedado los principios?

Para desgracia de la democracia electoral mexicana los opositores terminan haciendo lo mismo. Movimiento Ciudadano, por ejemplo, decidió impulsar la candidatura de la famosa cantante, Paquita la del Barrio, a una diputación local en Veracruz quien, con graciosa candidez, dijo en una de sus primeras entrevistas una vez ungida que no sabía lo que haría, pero estaba dispuesta a aprender y dejarse ayudar de quienes sí saben.

La fe en el pueblo que expresa el presidente parecen contradecirla los hechos, pues los dirigentes de su partido son capaces hasta de presentar a quien posee el más obscuro perfil y se imaginan que por el simple hecho de ser ellos, la ciudadanía se verá obligada a sufragar por candidatos impresentables. Las experiencias electorales más recientes confirman que las trayectorias son importantes para la ciudadanía, aunque esta visión se asume como un mal menor cuando el pragmatismo y la falta de escrúpulos predomina.

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