Pasajes de la Solidaridad con los pueblos de Centroamérica

Imagen: www.unassemillitas.com

Excelente la iniciativa del grupo de post doctorantes del CIMSUR-UNAM en San Cristóbal de las Casas de organizar una Jornada del 7 al 10 de febrero pasados que nombraron “Fronteras en Movimiento”. La sesión número 5 de esas Jornadas fue dedicada a la Solidaridad con los pueblos de Centroamérica y resultó muy interesante gracias a la participación de Benjamín Cuéllar, Gabriela Videla y Soila Luna. En la sesión de cierre de esta Jornada, se exhibió un Documental producido por TV-UNAM que muestra pasajes de la vida de quien fuera Obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo. Los organizadores me habían solicitado participar comentando el dicho Documental junto a Soila Luna, quien hizo precisiones oportunas además de una amplia exposición acerca del papel tan destacado que jugó Don Sergio Méndez Arceo en la solidaridad con los pueblos de Centroamérica y en el apoyo a esa red que fueron las Comunidades Eclesiales de Base.  Mientras se exhibía el documental, fui recordando pasajes de la solidaridad, mi relación con Méndez Arceo, la intensa actividad desarrollada por el Comité Mexicano de Solidaridad con el Pueblo Salvadoreño, las vicisitudes de la frontera de México con Centroamérica que en aquella década de los 1980 era cruzada por contingentes de campesinos que venían huyendo de la represión en Guatemala y El Salvador. La imagen de Don Sergio Méndez Arceo en el Documental me remontó a los días en que por vez primera escuché de él: en el poblado de Tlayacapan, estado de Morelos, en donde en los años de 1966-1968 hice trabajo de campo bajo la dirección de Guillermo Bonfil. En los primeros recorridos por la Región de Chalco-Amecameca junto a Bonfil, una mañana llegamos a Tlayacapan. Al caminar sus calles y sobre todo, al entrar al Convento, nos percatamos no sólo de la belleza del poblado sino de su importancia. Era un poblado de campesinos y artesanos, carente de electricidad y agua potable, pero habitado por campesinos que recordaban al General Emiliano Zapata. Tuve el privilegio de visitar casas en donde descansó o comió el General legendario y hablar con ex combatientes zapatistas, que afirmaban que en algunas noches de luna llena, era posible observar a Emiliano zapata cabalgar por las Sierras vigilando a los pueblos que antaño lo nombraron su representante. Un cierto día llegaron al pueblo un grupo de forasteros que lograron hacerse de un amplio predio en el que construyeron una serie de casas. Además, convencieron al pueblo para que luchara a favor de la introducción del agua potable y de la electricidad, lo que al fin lograron. Escuché que el Obispo de Cuernavaca, Don Sergio Méndez Arceo solía visitar aquella congregación de forasteros que venidos de otras partes del país y del extranjero se aposentaron en Tlayacapan para desde allí, hacer obra en beneficio de los poblados campesinos. El propio sacerdote local, en noches que se alargaban al compás de la conversación, me hablaba de su Obispo como un líder social. Años después, y en el contexto de las actividades que desarrollaba el Comité Mexicano de Solidaridad con el Pueblo Salvadoreño (CMSPS), conocí a Don Sergio Méndez Arceo, comprometido con las causas populares no sólo de México sino de América Latina. En aquellos años iniciales de la década de los 1980 estaba muy en boga la discusión de la relación entre marxismo y cristianismo. Porfirio Miranda había publicado su libro El Cristianismo de Marx (1978) y antes su no menos importante texto Marx y la Biblia. Crítica a la Filosofía de la Opresión (1972) publicado por la UAM y que lleva más de una docena de ediciones. y con ello estimuló la discusión. Se discutía también la llamada “Teología de la Liberación” que enfatizaba la opción de la iglesia por los pobres y la solidaridad con las causas populares. Figuras descollantes en México de esa Teología de la Liberación, eran Don Sergio Méndez Arceo, el Obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, el padre Miguel Concha, entre los más activos. En Centroamérica, la guerra más intensa se libraba en El Salvador, mientras los sandinistas habían logrado desterrar a Anastacio Somoza en 1979  e instaurar un nuevo régimen acompañados de otro sacerdote, el poeta Ernesto Cardenal. En México, de manera sorprendente, Sergio Méndez Arceo declaraba que el marxismo era válido como teoría que preveía una sociedad igualitaria y que el capitalismo era incapaz de ofrecer prosperidad y justicia a la humanidad. El Obispo se declaraba anti capitalista sin ninguna duda, como bien lo muestra el Documental de TV-UNAM. Por supuesto, no faltaron las campañas de los sectores conservadores no sólo de la sociedad mexicana sino de la propia Iglesia Católica que incluso le llamó el Obispo Rojo. Por supuesto, Méndez Arceo expresaba su solidaridad con el pueblo Salvadoreño y su apoyo al Obispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, asesinado mientras oficiaba misa. En mi calidad de Presidente del Comité Mexicano de Solidaridad con el Pueblo Salvadoreño, acompañé a Don Sergio Méndez Arceo a un viaje a Costa Rica, para visitar los campos de refugiados salvadoreños en aquella nación. Era Presidente de Costa Rica Rodrigo Carazo Odio, que haciendo honor a su apellido, trataba lo más mal que podía a los refugiados. Con Don Sergio recorrimos aquellos campamentos del dolor, escuchando historias trágicas que nos hacían reflexionar acerca de lo profundo que puede llegar a ser la maldad humana y en verdad, la deshumanización, como para que un ser humano mate a otro de la manera que los relatos de los refugiados transmitían, lo hacían los soldados salvadoreños. Aquellas conversaciones fueron grabadas y Don Sergio las entregó a la ONU como prueba de los crímenes que cometían los fascistas que gobernaban El Salvador en aquellos años. En Colombia, Don Sergio Méndez Arceo, pronunció un notable discurso en la Plaza Central de Bogotá, abarrotada de una multitud ansiosa de escuchar a aquel Obispo que hablaba del socialismo, la solidaridad, la justicia, y que no tenía empacho en exhibir su amistad con Fidel Castro y su solidaridad con la Revolución Cubana. El cristianismo y el marxismo se enlazaban al abogar por los pobres de la Tierra y anunciar el rechazo al capitalismo como una forma de sociedad que exalta la explotación, la exclusión, la discriminación, el racismo. El Documental producido por TV-UNAM logra transmitir esa posición de un Obispo como Don Sergio Méndez Arceo, que fue a la vez un intelectual que cumplió a cabalidad su papel y su vocación crítica de un orden social que lleva a la humanidad al abismo. Mucho hay que aprender de aquellas décadas de los 1980 y de las discusiones entre cristianismo y marxismo, en el contexto de la solidaridad con los pueblos centroamericanos en lucha por la instauración de una sociedad sin dictadores, sin explotadores, una sociedad justa que aún no llega y a la que, por lo que observamos en nuestros días, aún le queda un largo camino por recorrer.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 11 de febrero de 2023

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