
Contar para no buscar, la paradoja del registro de las desapariciones
Desde hace una década, el registro de las personas desaparecidas en México ha sido una herramienta que no sirve para identificar y localizar personas extraviadas como era su objetivo. Durante los tres sexenios en los que ha funcionado, ha mantenido quizás una única función: servir como un marcador opaco, incompleto y burocrático —no ajeno a oportunismo político, rasuramientos y ambigüedad de criterios— que oficializa la cifra de personas desaparecidas, la cual acaba de rebasar las 100 mil víctimas. Por Efraín Tzuc Año y medio antes de concluir su mandato, el presidente Felipe Calderón escuchó por primera vez el reclamo […]