Un barco a la deriva
Hace un año que este capitán se hizo de los mandos de un barquito pobre y a la deriva, después de que el último timonel expoliara sus tesoros, vendiera sus remos e hipotecara sus anclas.
Hace un año que este capitán se hizo de los mandos de un barquito pobre y a la deriva, después de que el último timonel expoliara sus tesoros, vendiera sus remos e hipotecara sus anclas.
No tengo por qué dudar del ataque perpetrado en contra de la familia del diputado Fernando Castellanos Cal y Mayor, pero me llama la atención que un hombre que sirve al sistema emergente sin ánimo crítico y más bien con servilismo, sea víctima de un atentado infame, cobarde, pero sobre todo, imbécil.
El único que parece tener claro a cuánto asciende la deuda que nos heredó Sabines es el diputado Neftalí del Toro. Dice que el total no es de 30 ni de 40 mil millones de pesos, sino exactamente de 42 mil 200 millones de pesos. Explica: 27 mil millones de pesos corresponden a deuda contraída por el gobierno chiapaneco con bancos.
El sabinista Luis Raquel Cal y Mayor apretó los dientes al ver que Pablo Salazar Mendiguchía se desempeñaba como delegado en el Congreso Nacional que organizó el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Oaxtepec, Morelos.
Esquivo los bestsellers, pero no me pude resistir a Cincuenta sombras de Grey porque lo vi por todos lados: en librerías, en centros comerciales, en comentarios periodísticos, en la web y hasta en las manos de una compañera de trabajo.
Las críticas sobre corrupción, despilfarro y saqueo que se vivió Chiapas en el sexenio pasado apuntan a un solo personaje: Juan Sabines Guerrero. Es, sin embargo, una afirmación medianamente cierta. Para el robo perpetrado a plena luz del día, Sabines requirió de un grupo de colaboradores fieles y con los principios éticos tan desbalagados como los suyos.
En medio del escepticismo de muchos, Jaime Valls Esponda asumió la rectoría de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) hace casi tres años. Ese tiempo le ha servido al expresidente de Tuxtla para ofrecer resultados, impulsar la oferta educativa y la infraestructura académica, como hacía mucho tiempo no se vivía, probablemente desde la fundación misma de esta institución.
Cuando se publica algo en contra de Juan Sabines o de su administración, no falta quién reclame de por qué hasta ahora se denuncia tal situación. Ante ese cuestionamiento, que no deja de ser tramposo y propalado por gente beneficiada por el exgobernador, es necesario aclarar que sí hubo voces divergentes en pleno juansabinato, que no todas fueron acalladas, pero que la información en ese tiempo de control absoluto no era tan abundante.
Lo grave es que, por más que se revise la cuenta pública de 2010, no hay ingreso alguno, ni siquiera de un peso, por la venta de Jaguares. ¿A dónde fue a parar ese dinero?