Artículos publicados por: Héctor Cortés Mandujano

Ilustración: Luis Villatoro

Lo femenino del miembro viril

Julián Herbert: “Yo entregaría a mi madre a cambio del teléfono de la madrota de las musas”

Ilustración: Luis Villatoro

No apoyar causas injustas

Mario Bunge: “Sé modesto, conoce tus limitaciones, pero no seas humilde; no te humilles ante la autoridad ni ante la tradición. No uses el prestigio obtenido en el progreso del conocimiento para apoyar causas injustas.»

Ilustración: Luis Villatoro

El secreto de cortarse las uñas

Croce: «El lenguaje no es cosa de lógica; es imaginación”.

Ilustración: Luis Villatoro

Una gran pella

Simone Weil: “Nada está a salvo del destino. Nunca admires al poder, ni odies al enemigo, ni desprecies al que sufre”.

Ilustración: Luis Villatoro

El amor, punta de una flecha

Allen Ginsberg: “Algunas cosas, una vez que las has amado, se vuelven tuyas para siempre. Y si intentas dejarlas ir, sólo darán la vuelta y volverán a ti. Se convierten en parte de lo que tú eres o te destruyen”

Foto: Nadia Carolina Cortés Vázquez

Un atisbo al diario de la Atenea

La Atenea tiene mala una patita y aun así corre con las tres que la dejan. Llega hasta mí y se echa para recibir mis caricias. Ahora tengo que detenerme más, porque si no lo hago, con todo y su dificultad, brinca hacia mi pecho. El amor de los perros es completo, total, perfecto. Ojalá los humanos pudiéramos amar así.

Ilustración: Luis Villatoro

La estupidez de los maridos

Jane Austen: “Los matrimonios rara vez son felices. Fundamentalmente por la culpa, ineptitud, arrogancia y estupidez de los maridos”.

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Libros inmortales

Luego de sufrir un devastador derrame cerebral, Lojte Sodderland invitó a Sophie Robinson para que filmara su tortuoso reaprendizaje de las cuestiones elementales y su posible recuperación.

Ilustración: Luis Villatoro

Mi familia y otros animales

Gerard Durrell: “No te puedes imaginar lo cruel que es la familia de las margaritas. Son unas flores muy toscas, muy plebeyas, y claro, poner entre ellas una aristócrata como la rosa es simplemente buscarle tres pies al gato».