Trump y la FIFA
Como no podía ser de otra manera, el pasado viernes Donald Trump se apoderó de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).
Como no podía ser de otra manera, el pasado viernes Donald Trump se apoderó de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).
José Luis Gómez Pérez, el Kiss, falleció el 23 de septiembre. Lo conocí en le preparatoria, en el COBACH 1, quizá Carlos Mario, el gran master de todos, me lo presentó, pero no lo tengo tan claro. La certeza siempre fue que éramos aficionados al rock.
A minutos de salir noticia de la aparición del reguetonero Bad Bunny en el Super Bowl, las redes sociales se incendiaron. La amplia mayoría exclamando furia y venganza ante una ofensa de esa magnitud. En esa primera hora, no se escatimaron adjetivos ni epítetos, tampoco de sendas consignas a las respetables progenitoras, no sólo del artista en cuestión, sino de los organizadores del evento deportivo más visto del año.
La necesaria y recurrente forma de vincular la memoria con nuestra vida diaria, pareciera hasta cierto punto normal y quizá hasta una práctica desgastada. La memoria nos hace sentirnos en comunidad, nos hace estar dentro de algo, y eso siempre lo pensamos como una condición para estar en sociedad.
Hace 5 años teníamos 6 meses de confinamiento por el COVID. Todavía sigue quedando la sensación de incertidumbre y de desasosiego que cundía como el propio virus, en cada casa, en cada familia, en cada red de amistades. Nadie sabía nada y lo único distinguible era su letalidad, acompañada de nuestra ansiedad por encontrar una luz al final del túnel, de un dato que nos dijera que todo iba a salir bien.
Las redes sociales son un campo de diálogo “vivo”. Tiene sus propias reglas y sus propias formas de reinventarse. Se sabe, una vez iniciado su camino mediático, corre como una bola de nieve digitalizada, hasta convertirse en una “tendencia” o en un hastag, que no necesariamente cumple el cometido de su contenido inicial. Y he ahí lo interesante. El desborde que hace de sí mismo. Un meme o una tendencia en redes, una vez suelto, cobra vida propia y a veces no se distingue ya el objetivo.
En este mundo atribulado, desordenado y caótico, el fin de semana sucedió algo inédito que nos hizo cambiar de tema en los problemas mundiales. Y es el arte quien tiene la autoridad para hacerlo realidad. La música como fuerza y colectividad; comunidad y afectividad en una sola emisión.
Una vez fallecido Mario Vargas Llosa, no podía ser menor la gran controversia suscitada por el escritor y el personaje político. Pero, en el fondo, es un dilema ético a lo que nos enfrentamos siempre cuando se habla arte. En mi caso, son discusiones con compañeros y amig@s que nos ha llevado tiempo y muchas emociones etílicas y nocturnas cada vez que se presentan. A veces ácidas las opiniones, pero endulzadas con un ron y hielo que acompaña la lucidez con que intentamos argumentar la idea.
En menos de cuatro meses, Donald Trump ha modificado el escenario del mundo. Muchos llaman a esto la era del “trumpismo”, porque este personaje no viene solo y tampoco de la nada.