
La puesta del sol
Salió a su patio, tenía la fortuna de contar con un espacio mediano de terreno que le permitía tener árboles frutales y escuchar en cada amanecer y atardecer los conciertos naturales de los pájaros que solían llegar a visitarla.
Salió a su patio, tenía la fortuna de contar con un espacio mediano de terreno que le permitía tener árboles frutales y escuchar en cada amanecer y atardecer los conciertos naturales de los pájaros que solían llegar a visitarla.
Circe acudió a la universidad para presentar su examen de admisión, tenía la firme decisión de estudiar Diseño Gráfico, en su casa querían que siguiera la tradición familiar de estudiar Contabilidad.
El rincón favorito de Ernestina fue una ventana que daba al jardín vecino y a través de ésta se asomaba un pino de tamaño mediano, con follaje frondoso y lleno de piñitas.
Era la segunda vez que visitaba ese pueblo, le agradaba mucho la vegetación que había. Su encomienda era dar un taller a un grupo de estudiantes de nivel primaria en la única escuela que tenían ahí. La vez anterior solo había asistido como auxiliar, ahora era la encargada de facilitar el taller.
Melissa disminuyó el ritmo de su paso para acercarse a ver las flores, le dio mucho gusto que ese espacio que antes lucía triste, olvidado, ahora tuviera una parte de naturaleza viva. Se quedó observando si no había invasión de basura y su corazón se alegró al ver que no.
La tarde del sábado Bernarda observó atentamente el cielo, estaba gris y se tornó oscuro. Era una señal de que la lluvia no tardaba en llegar. Las nubes se movieron rápidamente y el cielo comenzó a tronar con los rayos. La lluvia se hizo presente en menos de lo que imaginó.
Paquita estaba acostada en uno de los sillones de su sala, abrazando a su conejo de peluche, su rostro mostraba la tristeza que tenía.
Andrea y Genaro organizaron una serie de actividades para que pudieran coincidir en sus tiempos libres con Margarita, además de realizar una cartelera con propuestas para que ella eligiera qué le apetecía más hacer de manera individual.
De pronto, la atmósfera se convierte en esos instantes que ya he vivido, las fachadas de las casas, las viviendas con árboles que se asoman y que me saludan recordándome su presencia.