Entretejer el cabello
Cuando las mujeres se sentían tristes debían trenzarse para que al ir entrelazando sus cabellos ahí se quedará atrapada la tristeza y no corriera al resto del cuerpo porque podía enfermarlo.
Cuando las mujeres se sentían tristes debían trenzarse para que al ir entrelazando sus cabellos ahí se quedará atrapada la tristeza y no corriera al resto del cuerpo porque podía enfermarlo.
– Mami, ¿de qué tamaño es nuestro corazón? – El corazón tiene el tamaño de un pequeño mundo.
Mientras limpiaba las huellas, Violeta seguía atendiendo a los sonidos, el agua, el trapeador al limpiar el piso, al exprimirlo.
Hoy hice una de esas pausitas necesarias en la vida, el corazón se siente reconfortado y el cuerpo agradecido.
Esa mañana amaneció nublado, con mucho viento y una brizna de lluvia, el clima era frío. Mariela se percató de esta sensación friecita cuando abrió la ventana, a lo lejos estaba su papá entre la milpa cortando elotes.
Ella no podría hacer una serie de colaboraciones y tenerlas en archivo, como si fuera una especie de ropa para cada día de la semana, porque cada uno de sus textos eran parte de su día a día.
No solo estaban las calles de su ciudad natal sino las de espacios foráneos, aquellas a las que había regresado en un segundo viaje y al recorrer iba recordando las experiencias y a la vez sumando nuevas, pero también las que, probablemente, no volvería a caminar.
Abrió la ventana y sintió los rayos del sol que se filtraban entre las ramas de los árboles del patio, acariciándole los ojos, era una luz brillante y a la vez suave.
Regresar a casa significaba continuar el andar, con nuevos bríos, deseosa de encontrarse con el espacio que habitaba, con sus plantas que había encargado a doña Tenchita, amiga y vecina de años.