Ciao, Roma
Venecia parece hecha para tarjetas postales. Es preciosa hasta en los detalles, hasta en lo no turístico, hasta en las flores de las ventanas, los jardines y las áreas verdes que hay en todos lados.
Venecia parece hecha para tarjetas postales. Es preciosa hasta en los detalles, hasta en lo no turístico, hasta en las flores de las ventanas, los jardines y las áreas verdes que hay en todos lados.
Las frases de El Piña son ingeniosas, lapidarias y muy regionales: “Además de culito sin juicio era amachada”. “Era de gente humilde pero guapa, eso sí, arrechita y pitío alegre”.
Ya he contado, creo, en alguna Casa de citas anterior, que hubo un tiempo que hacía libros con recortes de periódicos, dibujos, fotografías, mails y demás. Era un modo de no perder algo que quería conservar. Pegaba en hojas blancas todo aquello que no tenía tiempo de leer con tranquilidad y me llamaba la atención; cuando el volumen ya tenía dimensiones no tan breves, no tan monstruosas, lo empastaba.
Hay autores de un solo libro. No necesitan más para demostrar su talento, su sabiduría y el manejo magistral de la palabra y de los personajes. Javier Espinosa Mandujano, con la novela Soledad que viene, pertenece a ese club exclusivo.
El hombre se construye en la duda y en el miedo. Pero la Angustia es el gran tema de Héctor Cortés. La angustia onírica del niño que se alimenta de palabras de la abuela en Demonios puntuales; la angustia del hombre por la muerte y el destino en Beber del espejo, y la angustia de la mujer callada, doliente, violada, en Derrumbe de plumas.
Mi mujer y mi hija ya tenían planeadas sus botanas y sus chelas para ver el partido México-Brasil en nuestra tele. No se podrá. Los ladrones no hicieron caso a la generosa invitación (con cargo al erario, claro) del gobierno del estado para ver los partidos en los parques centrales de las poblaciones y decidieron, más seguro y mejor, llevarse nuestra galana pantalla.
“Tú sabes por qué Jesucristo no nació en México, ¿verdad? “Consejero: No. ¿Por qué? “Westray: Porque no hubo forma de encontrar una virgen. Ni a tres hombres justos que hicieran de reyes magos.”
En la cinta Hombre mirando al sudeste, escrita y dirigida por Eliseo Subiela, en 1986, el protagonista dice venir de otro mundo y confiesa al psiquiatra que en su planeta han encontrado el remedio para todas las armas que se han inventado en la tierra, menos para una: la estupidez humana.
Irreverente, de insulto fácil para las conciencias apocadas, Darwin Petate (Suchiapa, 1989) es un extraordinario poeta que ha encontrado pronto su voz. Una voz hecha del desparpajo, del valemadrismo y del afán por mostrar el amor homosexual sin puritanismos ramplones.