Los linchamientos en Chiapas, crisis de autoridad

Las personas linchadas el pasado jueves fueron identificadas por sus familiares como Diego Girón Sántiz y Pedro Sántiz.

Por Adolfo Gutiérrez

La crisis de autoridad en el estado ha hecho que se registren más de 10 linchamientos en los últimos años, individuos cansados de la impunidad y de la falta de castigo hacía los delincuentes, se conforman y se transforman en una masa amorfa que deciden hacerse justicia por cuenta propia, acto que difícilmente podrían hacer  de manera personal.

Sí vemos los delitos por los que han sido los linchamientos, estos son principalmente por  robo, violación, asesinato y abuso de autoridad,  lo que demuestra que las autoridades no están haciendo el trabajo para el cual han sido nombrados, dando pie a que exista una crisis real de autoridad.

Sin embargo, el gobierno no reconoce que ésta exista y bien mandan a cientos de policías a resguardar la localidad en donde fue suceso y a someter a la población que reclama su derecho a la justicia y a una vida armónica.

Sí bien los linchamientos se dan en comunidades con un bajo desarrollo humano, no todas son en donde haya un alto número de población indígena, ni se circunscribe a los usos y costumbres, pero todas tienen un común denominador que es el hartazgo social, no solamente hacía los delincuentes sino también hacía las autoridades que solapan o en muchos casos se reparten el botín con los bandidos. Por lo que en los linchamientos metafóricamente se está castigando también a las figuras de autoridad ineficientes e incapaces.

En este sentido, estos actos de barbarie traen también el propósito de restablecer el orden y el bien común en el lugar, por lo que el gobierno debería de al menos intentar restaurar la autoridad de manera eficiente y no creando chivos expiatorios o acusando de barbaros a quienes se ven obligados, debido al hartazgo a tomar la justicia en sus manos.

El buen funcionamiento de la autoridad es una necesidad social y ante la ausencia o incompetencia de esta la violencia se convierte en su sustituto, por lo que tratar de combatir con más violencia desde el mismo Estado, a través de la policía, sólo genera más violencia e inconformidad.

En Chiapas se necesita un nuevo pacto social en donde todos se vean reflejados y todas las expresiones sociales sean tomadas en cuenta, la misma inconformidad y rabia se manifiesta no sólo en los linchamientos que traen como consecuencia la muerte, sino también en los individuos a los que les roban sus pertenencias o a los que ven que las autoridades son ineficientes en resolver  un delito en donde se conoce a los autores e inclusive se les señala en donde viven.

Sí no se ponen las bases sólidas que permitan un nuevo orden social y político los linchamientos van a seguir siendo el pan de cada día y el hartazgo civil puede a llegar a dimensiones mayores a la de un linchamiento.