Letra muerta

Foto: cesargutipri

El mismo expresidente -usurpador para muchos-, que mandó a la guerra a las fuerzas armadas, tuvo que reconocer la operación militar para recapturar al hijo de un narcotraficante popularmente conocido como el ratón; el mismo que se puso la ancha chaqueta olivo, para muchos prófugo en España junto con otros dos expresidentes priístas-, Felipe Calderón, omitió  dar, por el contrario, el reconocimiento al presidente Obrador debido al éxito de esa captura llevada a cabo bajo sus órdenes. Nada nuevo.

Lo nuevo es que desde varios lados de la oposición se oyó, de pronto, ese reconocimiento militar, no manifestado y obligado, porque preferirían los balazos y la guerra interna, y no los abrazos. No lo habían hecho. Al contrario: desde el Senado los gritos e insultos también llegaron hasta los cuarteles militares, haciendo eco en bufones y ofendidas plumas pagadas.

Llegaron también los vecinos del norte. Los que afirman tener con México una “seguridad compartida”. Tres naciones unidas en una gran zona geográfica, convertidos en socios comerciales en ya dos tratados, o más bien el mismo pero reformado y actualizado. Esta especie de asociación denominada como “el tercer vínculo”, resultado precisamente del primer tratado, para varios un acuerdo con fuertes énfasis en el factor geopolítico impulsado desde el Norte y con proyecciones hemisféricas mediante el intento constante de impulsar una integración no sólo comercial; también una estrategia militar asociada a encuentros, maniobras, organizaciones, vigilancia, educación, entrenamiento, o bases militares en no pocos países.

Desde que la palabra “seguridad” se puso de moda tras el cuestionable ataque a las torresen New York, -un golpe de Estado para algunos- y otros objetivos entre ellos, ni más ni menos que el Pentágono, brotó como hongo entre la “opinión pública” convirtiéndose para algunos en un alucinante discurso y para otros en un “tema especializado” ad hoc para justificar y abusar de prácticas donde la mano militar se ha preferido para, por ejemplo,vigilar más las fronteras, aunque cosa parecida ocurre con las labores de índole civil, rebasando la línea roja hacia el lado de la seguridad pública y hacerse cargo. En el caso mexicano esta seguridad ha estado enfocada principalmente a la lucha contra el narcotráfico.

Puede ser la que la lamentable tragedia ocurrida en el metro de la CMX haya reducido el impacto de la recaptura y la visita del vecino norteño. Puede ser que no se descarten todas las opciones, incluyendo el sabotaje, como indicó la jefa de gobierno capitalino. ¿Será una casualidad que ocurriera estando aún cercana la recaptura?, me pregunta el taxista. Primero el anterior atentado a un periodista, y ahora este, quisieron desviar la atención, asegura, moviendo la cabeza.

La Iniciativa Mérida dejó de existir. El presidente Obrador la declaró letra muerta. Fracasó. Pero se formó otra “estrategia compartida”. Pero desde 2007 uno de sus objetivosprincipales ha sido lo hecho recientemente por las fuerzas especiales del ejército en combinación con otras dependencias civiles y policiacas igualmente adscritas al viejo y nuevo programa: capturar a los líderes de los narcotraficantes, opinan algunos. ¿Será?

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