Cinco de Agosto

Abbey road
Foto. Cortesía

Por Miguel Ángel Zebadúa Carboney

Uno. Otra vez aparecen asesinos solitarios en Estados Unidos, matones que ayudan al reforzamiento de la apología de la violencia en los Estados Unidos. Atemorizan, reviven el miedo y reconstruyen un “enemigo” ad hoc en el imaginario de la ultraderecha norteamericana, al racismo y, de paso, le dan un empujón a  Donald Trump para limpiar su camino hacia la reelección. Es el viejo Oeste rebobinado. La cultura de los armados. No debería sorprendernos después de muchas balaceras hechas por “hombres solitarios”, ahora contra mexicanos. Desde que Oswald disparó su rifle contra Kennedy la figura solitaria sigue un curso en la historia contemporánea de ese país. Ni John Lennon se salvó. Bueno, en nuestro país, también fue un “solitario” quien liquidó de un balazo en la cabeza a Colosio. Claro, eso dijeron los medios oficiales. La aparición constante de esta forma de violencia doméstica -una más- le sigue dando fuerza al racismo ya con una larga historia en los exterritorios mexicanos del sur norteamericano y pone a la defensiva a los pistoleros, bandas y mercenarios antimexicanos. La otra forma de violencia, muy recurrida en momentos de una reelección, es la guerra. Antes con Irán, ahora de nuevo es Irán. Y también, por supuesto, Venezuela.

Dos. Que Roberto Madrazo haya dicho que Felipe Calderón no ganó la elección y se la robó a Obrador, no es noticia. Sí lo es que él y Fox hagan declaraciones urbi et orbi, porque  una regla, ahora rota, del sistema político mexicano era que los expresidentes no opinaban públicamente una vez que dejaban el poder. Hasta podría pensarse eran un factor de estabilidad política. Pero tampoco el sucesor no criticaba a su antecesor porque sencillamente le debía ese puesto si de la sucesión presidencial priísta se trata y, creo, también, la panista. Aunque en esta situación sí merecía que los mexicanos conociéramos el estado de la nación dejado por los anteriores gobiernos del PRIAN. Y ahora que ha salido sólo la punta del iceberg, es imposible no decirlo. ¿Qué se puede esperar de Fox, un panista, que apoyó a Peña y al PRI, además de no pagar  impuestos? ¿Qué Calderón haya otorgado millones de hectáreas para concesiones mineras extranjeras y también permitir libre acceso a las agencias de inteligencia para operar en territorio mexicano? (Jesús Esquivel, Proceso, 20 de julio de 2019) ¿Cómo creen se podría llamar esto?

Tres. Si Venezuela estuviese en realidad en la ruina para que necesitara la “ayuda humanitaria” mañosamente impulsada por algunos medios de comunicación masiva, no hubiese tenido las capacidades para participar en los juegos panamericanos compitiendo o ganando medallas de oro como en el salto triple femenil o en otras ramas del deporte. Pero esto no es noticia.

Cuatro. Tampoco lo es que el mundo vea cómo Trump ordene redadas, separaciones de familias de migrantes que nos recuerdan a los campos de concentración. Debería ser un escándalo mundial pero no lo es. Tal vez la indignación y campaña en contra de estas practicas lleguen después… o tarde, como las consecuencias humanas del cambio climático.

Cinco. Lo que sí es noticia es el cumpleaños 50 de la foto del Abbey Road, que fue la portada de un disco fuera de serie de los Beatles. No puedo decir es la mejor portada del rock pop. pero sí que, desde aquel primer día de mis años de secundaria en que mis oídos y mis ojos se percataron de que algo sucedería en mi vida, se debe a ese acetato escuchado muchas veces en la consola  Philips en casa de mis padres. No sólo por su foto: por la música en él elaborada casi perfecta y última del cuarteto inglés. Los que lo han oído, sabrán que la visión del “dream is over” de Lennon se cumpliría. Por eso su calidad hizo el punto final. Pero el legado y las puertas que musicalmente abrió Abbey Road, quizá no se igualaría nunca. Salud.