Pretextos

Ucrania, un año de guerra. Foto: Reuters.

Los que no desean la paz en Ucrania, usarán el reciente incidente en la capital rusa presumiblemente para asesinar al presidente Putin, como pretexto para no  detener el curso de la guerra, ampliar el teatro de operaciones, aumentar las ganancias de las industrias armamentistas, dejar a la ONU  en la lona, impulsar el rearme de los involucrados, y, prepararse para la guerra, la cual tiene el ingrediente apocalíptico de nuclear, usado y repetido desde el poder y de las conocedores; una insistencia, quizá no oída desde “la crisis de los misiles en Cuba”, llamada así  por la historiografía contemporánea, que consistió en colocar misiles soviéticos muy cerca del territorio norteamericano, equivalente a la situación de Turquía, que sí tiene hasta hoy bases militares de la OTAN.

En esta nueva situación, ambas partes tendrán su guion. Por un lado, las voces antirusas dirán que es un pretexto para que las fuerzas armadas rusas aumenten su potencial sobre Ucrania. Dirán, incluso, que fue un acto provocado…, como en su momento se dijo del derrumbe de las torres gemelas y que dio pauta a la era del contraterrorismo norteamericano y sus aliados; por otro, las versiones antinorteamericanas de la propaganda militar en curso desde el comienzo del la guerra, dirán que obligaron a Zelensky a realizar esa acción de disuasión, con la finalidad de que Rusia responda y tener entonces un pretexto de la OTAN para  involucrarse e intervenir. Pero en esta cuestión, Ucrania no es miembro de la OTAN…, en teoría; porque en los hechos, es como si lo fuera, debido a toda la ayuda bélica recibida, como armas y transportes, hombres y misiles. Solo faltaría las armas nucleares, -que era y es, lo que justamente argumentaba el Estado Mayor ruso antes del conflicto, una vez que su vecino fuese aceptada en la organización atlantista, dominada e influenciada por los Estados Unidos.

¿Quién gana en esto? Supongamos que algunos generales influyentes de ambos bandos no estuvieran de acuerdo en detener la guerra, si surgiera una rendija con la finalidad de ver una negociación. Esto implicaría echar para atrás toda la movilización militar en curso, el dinero firmado para las transferencias de armas.

Pretextos, al fin y a cabo, hay. El “incidente” en el golfo de Tonkín, el cual llevó a más de medio millón de soldados norteamericanos a ese país pero resultó en una derrota; también está el famoso ataque a las islas Peral Harbor, la cual terminó con el lanzamiento de dos bombas atómicas en la isla japonesa; y qué decir sobre la guerra contra Irak: ni encontraron armas de destrucción masiva ni eran una amenaza, excepto su petróleo en manos de otros que no haya sido -como ocurrió-, de los lobbies petroleros, políticos y militares norteamericanos; del ataque a las torres gemelas en New York, bueno, acción para algunos el pretexto usado por los nazis para quemar el Reichstag alemán e iniciar la cacería de  los comunistas; pero la destrucción por parte de Estados Unidos del gasoducto ruso-alemán nord stream II, revelado por el periodista Seymour M. Hersh, un proyecto de importantes dimensiones geoestratégicas para surtir gas a bajo costo a una gran parte de Europa y con un costo de 11 mil millones de dólares, fue igualmente interpretado para algunos como un peligroso pretexto  para echar más paja al fuego en Ucrania, pero otras opiniones piensan que fue un acto de guerra.

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