
Los hijos de las eternas migraciones
Ellos son los verdaderos hijos de la luna en la inmensidad de la noche tuxtleca. Poseedores de calles, parques y plazas. Son los rostros urbanos de la vida adolorida, ésa que se deja en migajas en cada cruce y semáforo. En el día los hijos de las eternas migraciones a ningún lugar, llevan el ajetreo y la angustia de la sobrevivencia. Cae la oscuridad y les llega el manto abrigador de la comprensión y la furia-ternura enrejada en la mirada. Ellos, Los Canguritos, los caminantes anónimos, los sin nombre para el momento ni la posteridad. Mauro Pérez es de San Juan Chamula. Casi niño, casi habitante de esta ciudad que sabe que sólo le pertenece detrás de sus pupilas, o […]