
¿El liberalismo ha muerto?
No me resulta agradable realizar esta pregunta que, por supuesto, es imposible responder en este texto porque sería osadía de mi parte y, además, las explicaciones, si existen, crecerían de forma exponencial.
No me resulta agradable realizar esta pregunta que, por supuesto, es imposible responder en este texto porque sería osadía de mi parte y, además, las explicaciones, si existen, crecerían de forma exponencial.
Velasco enfrentará un 2017 bastante complicado en materia política y económica, y en estas circunstancias no se descarta que para resarcir el boquete que dejará en su administración la merma de recursos, caiga en la tentación de aumentar, restituir o crear nuevos impuestos, o bien contratar créditos que agraven el ya insostenible endeudamiento del estado.
A Martín le pregunté qué imagen llegaba a su mente al oír la palabra Collar. Él se llevó la mano al cuello y, con sus dedos pulgar e índice, formó un medio círculo. “Perro”, dijo. Explicó que la primera imagen que le llegó fue la de un perro con collar.
En el marco del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, y a propósito de la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, una medida adecuada y preventiva sería erradicar la discriminación institucional hacia las mujeres. Mientras no se erradiquen las causas que generan la violencia, las medidas que se puedan implementar solo tendrán un efecto temporal que no solucionara el problema. Esperemos la respuesta a la Declaratoria.
El futuro nos alcanzó y los mexicanos no estamos preparados para ello. El 2017 será sombrío para el país y para todos los mexicanos. Enrique Peña Nieto no tiene estatura de estadista y por lo tanto ni la mínima idea de cómo salir de este atolladero en el que participaron al traer a México a Donald Trump. Le queda solo una cosa ante Trump: la sumisión, la claudicación otra vez de nuestra soberanía nacional ante las decisiones del poderoso vecino.
Quizá como nunca antes el país vive una de sus peores crisis institucionales de su historia. Desde el México pos-revolucionario no se veía una desazón que rebasa, en mucho, la coyuntura de un partido en poder.
Los pandilleros lo tienen claro: los del Parlamento “son ladrones con corbata” y todos los partidos pagan para que la gente vaya a sus mítines y vote por ellos. En eso México (Chiapas no se diga) es exactamente igual que Indonesia: “Hoy en día, nadie cree en las promesas de campaña. Todos nos hemos convertido en actores de telenovela”.
Una pequeña Tzotzil de Chiapas definió a los políticos como personas que tienen un trabajo en que deben mejorar la vida de las personas pero en lugar de hacerlo deciden robar, mentir y hacer mal su trabajo. Hablan del partido Verde, les inquiero si es lo que piensan ellas o sus padres y madres. Yo pienso eso, dice una niña Tzeltal con voz segura, los del partido Verde nomás vinieron a prometernos escuela, útiles, agua, luz. Nada más llegó a ser gobernador y seguimos igual.
No sé cuál sea el tope, otros le llaman fondo, pero a México se lo lleva la tristeza y no surge el o los que encabecen la revolución que le devuelva la vida y dignidad a nuestra patria querida.