
Colegio de parvulitos
Aquella escuela de parvulitos tenía un techo muy alto, un corredor enorme, un jardín como el de la abuela Mariantonia y un escusado con retrete de madera y fosa. Y muy claro recuerdo que ahí aprendí otra cosa inolvidable. Supe por primera vez que para jueriar y esas cosas, debíamos pedir permiso…