Detrás de la puerta, que estoy educando
Una chancla, un palo, un mecate, una penca de nopal o un cinturón. Una bofetada, una nalgada, un jalón de cabello o de orejas. Cuatro de cada diez padres y madres entrevistadas admitieron utilizar la violencia como medio para lograr que sus hijos e hijas les obedezcan y respeten. La mayoría no pueden asegurar que los malos tratos son efectivos para educar o corregir, sin embargo justifican sus acciones.











