Carta de Raymundo Zenteno al gobernador Manuel Velasco
Sabe usted, gobernador, que los árboles evitan el deslave de las montañas, pues abrazan con sus raíces el suelo; que son barreras contra el viento, el ruido y el polvo. Que sus ramas y tallos y hojas y sombra permiten la vida de otros seres: hongos, insectos, pequeños mamíferos, musgos, enredaderas, aves, reptiles. Todos estos se quieren, y se devoran, en perfecto equilibrio y sin rencores. En este sistema la tierra está viva: respira con lombrices y cochinillas y el agua de la lluvia se filtra por caminos de hormigas y reabastece manantiales y ríos subterráneos. De esa agua bebemos.