En la señorial San Cristóbal de las Casas todas las memorias debían dolernos a todos
Nina bebe el café de la tarde. Detrás de la cortina del aromático, en prismas, reverberan la plaza, el mascarón de alguna casona solariega, la agitación cosmopolita de víspera de fin de año de San Cristóbal de las Casas. La ciudad, fundada a punta de espada y de sermones por Diego de Mazariegos es, a toda vista y rincones, seductora y conquistadora, por el embrujo de su estética colonial y señorial. Me solazo en los ojos de Nina, en su pelo azabache agitado por los vientos tornasolados de la montaña. Ella que me basta para la vida. Nina que […]