Rondalla femenil suspiros: cuerdas que rompen esquemas

Valeria Valencia

Foto: Valeria Valencia.

Foto: Valeria Valencia.

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.- Un buen día Martha se preguntó: ¿por qué sólo los hombres pueden hacer música? Y desde ese momento se propuso aprender a tocar la guitarra y otros instrumentos de cuerda, pero fue más allá y una vez aprendido, le enseñó a sus amigas, su hermana y conocidas. Hoy conforman la primera y única rondalla femenil de la ciudad y es una de las dos que hay en todo Chiapas.

Cumbias, románticas, rancheras, conforman el repertorio de estas jóvenes que se suben al escenario a tocar, seguras del trabajo previo que invierten en cada canción. Armonizar vocal y musicalmente, adecuar las canciones al ritmo de rondalla, son las complicaciones que implica tocar y cantar en un grupo de este tipo, sin embargo ellas lo hacen combinando su trabajo, escuela, y demás compromisos personales, convencidas de que aún falta formar un público que se acostumbre a ver músicas mujeres y se fijen en su trabajo musical y no sólo en su apariencia física, como hasta hoy les ha sucedido.

Elisa Fernanda Gómez Sánchez, de 19 años; Sandra Isela Ruiz Jiménez de 14 años; Martha Yolanda Ruiz Jiménez, de 30 años; Ana Elisa Sántiz López, de 19 años; Beatriz Adriana López López de 17 años; Doris Gómez Sánchez, de 27 años; Claudia Hernández Méndez de 28 años; María Magdalena Jiménez López, 30 años y Elena Jiménez de 31 años; son las integrantes  de la Rondalla Femenil Suspiros conformada hace año y medio, aunque, como nos cuenta su fundadora, tiene sus inicios desde el año 2013.

Influidas por la Rondalla de Saltillo, lxs jóvenes que conformaban el coro de la iglesia Catedral, al que pertenecía Martha, integraron una rondalla sólo de hombres. “Las mujeres quedamos descartadas. Nosotras no sabíamos tocar la guitarra, por eso no nos incluyeron”. A alguien se le ocurrió hacer una rondalla de mujeres pero al año se desintegró: posteriormente conformaron la agrupación “Detalles” pero pronto terminó porque no había dirección musical.

Fue en el 2013 que la Casa de la cultura de este municipio lanzó una convocatoria para formar la rondalla de mujeres de San Cristóbal, pero debido a que no se les proporcionó el espacio prometido por esa instancia, así como un espacio para los ensayos y la dirección musical, al mes se desintegró.

Por el gusto de echar el gorgorito

Llegó diciembre, y motivadas por los rezos de esa época, Martha junto con Luisa, Doris, Sofía, Claudia, Malena, de manera espontánea se reunieron y empezaron a cantar en los rezos de las casas de sus familiares y amistades.

Al terminar su participación “a la gente le gustaba mucho, nos preguntaban cuánto cobrábamos por tocar y nos decían que les gustaba lo que hacíamos. Eso nos animó a seguir unidas y empezamos a tocar así sin fines de lucros, y hasta íbamos a dar serenatas”, cuenta Martha quien recuerda que fueron seis las que iniciaron en ese momento.

A partir de entonces, y lo que empezó como un gusto, quizá hasta un deseo empecinado, o simplemente como dicen ellas, el simple gusto por “echar el gorgorito”, se convirtió en lo que hoy es parte importante en su vida, aunque para las más jóvenes lo consideren sólo como un hobbie.

Su tenacidad y disciplina ha hecho que esta rondalla represente a San Cristóbal en otros eventos como el convocado por la Casa de la Cultura de Comitán, que en octubre del año pasado convocó al primer Encuentro de rondallas y estudiantinas, en donde se dieron cuenta que ellas y la rondalla “Orquídeas de la noche”, de Teopisca, son las únicas rondallas femeniles de la entidad, lo cual dicen, las comprometen a profesionalizar su oficio.

“Es complicado encontrar voces para cada canción, encontrar la armonía, Martha nos tiene mucha paciencia” comentan las integrantes de Suspiros quienes se les nota su agradecimiento a la fundadora del grupo por su generosidad al regalarles sus conocimientos musicales a cada una.

“Cada canción nos lleva mucho trabajo adaptarla y ensayarla, por ejemplo cuando tenemos un compromiso, nos lleva hasta un mes haciendo los arreglos” comentan. Es muy difícil, quizá también por eso no muchas les llama la atención porque “sí es mucho trabajo, mucho ensayo”.

rondalla 2

“¡Qué hermosas están!” Rompiendo el esquema

Ellas también comentan que les ha costado romper con el gusto por los grupos de músicos hombres, porque sigue siendo más común encontrar grupos de hombres, como mariachis, o las mismas rondallas y estudiantinas masculinas, pero las agrupaciones femeninas son escasas, y respecto a rondallas de mujeres es algo nuevo, “muy pocas se animan”.

Refieren también que en el tiempo que llevan promocionándose, los comentarios que les hacen en su muro de Facebook, es con relación a sus apariencias físicas. Comentarios como: ¡qué hermosas están! ¡La bajista qué chula está! o ¡qué bonita está la chica tal!, son muy comunes, pero ellas prefirirían que hicieran comentarios acerca de su trabajo musical que es al que se dedican y al que tanto le han apostado.

Las fundadoras del grupo, consideran que su estilo musical es único ya que sólo ejecutan instrumentos de cuerdas, como el bajo, el requinto que lo hacen con la misma guitarra, y las mandolinas.No es que estén en contra de instroducir otro tipo de instrumentos, sino que prefieren ofrecer un estilo diferente.

Elisa Fernanda y Sandra Isela, dos de las más pequeñas del grupo comentan que se sienten muy a gusto en el grupo a pesar de que nunca se imaginaron ser parte de él.

Elisa nos comparte que desde los 15 años de edad se involucró en un coro de la iglesia y después la invitaron a formar parte de una rondalla, pero “nosotras las mujeres sólo hacíamos los coritos”. Así que luego de aprender el bajo y la mandolina, la invitaron a los ensayos de Suspiros y “me gustó mucho” así que desde entonces forma parte del grupo,

Por su lado, Sandra Isela cuenta que su hermana, Martha, fue quien le enseñó a tocar la guitarra y le ha gustado mucho ser parte del grupo porque “se oye muy bonito las diferentes voces y es lo que más me gustó”.

Las matemáticas de la música

Martha, de profesión Pedagoga recuerda que ella aprendió con algunos jóvenes de su iglesia que sabían tocar la guitarra. “En ese tiempo eran poquitas las mujeres en el coro y yo me pregunté por qué sólo los hombres pueden tocar? Así que empecé a aprender y luego yo les enseñé a ellas”.

“Aunque no soy música de profesión, aprendí empíricamente con los jóvenes del coro, pero nos daban sólo instrucciones, hasta que uno de ellos me explicó que la música es como las matemáticas, hay una escala musical y tú la ubicas en el instrumento y debes tener mucho oído, te lo tienes que formar tú. Empecé a deshacer cada acorde cada nota y entender las matemáticas de la música y fue así como aprendí a tocar la guitarra y otros instrumentos. Hasta ahora, yo soy su directora musical y me dedico a escuchar las canciones de otras rondallas para conocer sus arreglos y luego adaptarlo, yo por ejemplo, desgloso cada canción matemáticamente, creo se me facilita por mi formación”.

Hasta el momento, siguen sin contar con un espacio para ensayar, sin embargo el gusto por la música es lo que les ha hecho seguir adelante y empiezan a cobrar por sus presentaciones ya que cada vez son más demandadas. Martha comenta que están buscando interesadas en integrar el grupo para que sigan dándole vida y aliento a esta singular rondalla sancristobalense.

Facebook: Rondalla Femenil Suspiros.

Este texto fue publicado originalmente en Revista Enheduanna

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