Artículos publicados por: Héctor Cortés Mandujano

Ilustración: Luis Villatoro

Mi familia y otros animales

Gerard Durrell: “No te puedes imaginar lo cruel que es la familia de las margaritas. Son unas flores muy toscas, muy plebeyas, y claro, poner entre ellas una aristócrata como la rosa es simplemente buscarle tres pies al gato».

Foto: Luisa Vázquez

El trago y el máiz

Uninajab. Qué maravilla son estos borbotones de agua transparente que brota de la tierra y hace las enormes pozas, y los arroyos cantarines, y las cascadas de poderosa voz, que atraviesan la mitad del pueblo.

Ilustración: Juventino Sánchez

La vida no es fea ni linda: es original

Braque: “Las cosas en sí no existen. Existen exclusivamente en nosotros… No se debe solamente querer reproducirlas, sino penetrar en ellas, ser nosotros mismos esa cosa.”

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Rodolfo Disner, el fuego creador

Estos son los frutos del fuego creador, ascuas que no queman, lumbre –inquieta inmovilidad– del arte de este hombre nacido él mismo en la fragua de la costa chiapaneca. Salud, maestro.

Kant: “A partir de una madera tan retorcida como de la que está hecho el hombre no puede tallarse nada enteramente recto”

El trabajo sin parar de los imbéciles

Kant: “A partir de una madera tan retorcida como de la que está hecho el hombre no puede tallarse nada enteramente recto”

Lafcadio Hearn: “Las formas aparecen y desaparecen en sucesión ininterrumpida; sólo la esencia es real”.

Todos somos todo

Lafcadio Hearn: “Las formas aparecen y desaparecen en sucesión ininterrumpida; sólo la esencia es real”.

Molinari: “¿Y ahora? ¡Nada! ¿Seguir escribiendo? ¿Para qué? Nací en un pueblo triste, acá nadie lee”.

La novela de la novela

Molinari: “¿Y ahora? ¡Nada! ¿Seguir escribiendo? ¿Para qué? Nací en un pueblo triste, acá nadie lee”.

Ilusración: Juventino Sánchez

Lo épico

Uno de los grandes poemas universales y el mayor de la literatura portuguesa es Los Lusíadas, de Luis de Camoens. Se publicó por primera vez en 1572. Ríos de tinta se han vertido para hablar de la recuperación en el mar del poema y de la pobreza extrema en la que vivió y murió el poeta. Un religioso dijo: “Yo lo vi morir en un hospital en Lisboa, sin tener una sábana con que cubrirse”.

Ilustración: Mónica Robles Corzo

El amor no tiene piedad

Horacio: Hay que conservar la íntima tranquilidad que no pueden dar ni el mundo exterior, ni los dioses, porque procede únicamente de nosotros mismos