
La compañía del espejo
Casa de citas es un espejo mágico: de este lado estoy yo y del otro, tú. Nos vemos aquí, nos acompañamos. Con esta entrega, esta columna llega al número 300. Te agradezco a ti lector, lectora, que nunca me hayas dejado solo…
Casa de citas es un espejo mágico: de este lado estoy yo y del otro, tú. Nos vemos aquí, nos acompañamos. Con esta entrega, esta columna llega al número 300. Te agradezco a ti lector, lectora, que nunca me hayas dejado solo…
Los pandilleros lo tienen claro: los del Parlamento “son ladrones con corbata” y todos los partidos pagan para que la gente vaya a sus mítines y vote por ellos. En eso México (Chiapas no se diga) es exactamente igual que Indonesia: “Hoy en día, nadie cree en las promesas de campaña. Todos nos hemos convertido en actores de telenovela”.
Leer no es pasar el tiempo sino vivir, decidir que esas horas que usamos para leer sean parte de nuestra intimidad con nosotros mismos. Leer, como escribir, son dos actos solitarios que nos hacen sentirnos acompañados por multitudes silenciosas.
Arreola: “El amor sólo es un cuento que sirve para entretener a las criadas”
Héctor Zagal: “Corre el chiste de que si Adán y Eva hubieran sido chinos, no hubieran pecado. En el momento en que la serpiente se dirigiese a Eva, el ama de casa hubiera capturado al reptil por el ‘pescuezo’ para cocinarlo con salsa de soya”.
Da Jandra: “Los intelectuales, los ricos y los políticos corruptos sacan los dólares, y los braceros y los narcos los traen de vuelta”.
Ignacio Solares: “El sacerdote imagina que ve aparecer a la virgen María y la sigue hasta el baño de mujeres. Entonces le pregunta: ‘Santa Madre, ¿qué hace usted aquí?’, y ella responde: ‘No: ¿qué haces tú aquí, en el baño de mujeres?’ ”
González Rodríguez: “La humanidad nunca supo tanto como ahora sobre la naturaleza y la composición del cosmos, y jamás estuvo tan lejos de las estrellas que en el presente.»
Sergio Pitol: “¡La libertad absoluta! Nadie sabe exactamente lo que eso es. Yo la concibo como una posibilidad de no adular a los poderosos, ni arrodillarme para lograr premios, homenajes, becas o cualquier otra canonjía”.