La alarma del reloj sonó a las 5,30 de la mañana, Rosalba la apagó, deseaba dormir un rato más pero era hora de iniciar su jornada. Era mitad de semana y tenía un par de escritos que revisar para corrección de estilo. Soñolienta se levantó de la cama, prendió el calentador y se preparó el té que degustaba antes de comenzar a cocinar el desayuno. Tomó su taza preferida, se sirvió el té y se sentó sobre un tapete para beberlo poco a poco, estaba calientito. Siguió bostezando, mientras el té hacia su efecto de despejarle el sueño y ponerla […]
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