11 de septiembre de 1973: no se olvida
El 11 de septiembre de 1973 me encontraba en la Ciudad de México terminando de redactar los materiales del trabajo de campo en Los Altos de Jalisco. Fue un día trágico para América Latina y El Caribe.
El 11 de septiembre de 1973 me encontraba en la Ciudad de México terminando de redactar los materiales del trabajo de campo en Los Altos de Jalisco. Fue un día trágico para América Latina y El Caribe.
El mes de septiembre enciende las pasiones nacionalistas en México. Respecto a lo que pasó durante el siglo XVI en lo que es actualmente México, siguen las versiones de que todo se consolidó con la caída de la Huey Tenochtítlan.
La primera guerra organizada en contra de la invasión militar acaecida en el siglo XVI en lo que actualmente es México, la hicieron los pueblos chichimecas en el contexto de la unidad administrativa que tuvo por nombre la Nueva Galicia, constituida en Audiencia al igual que la Nueva España. Nuño de Guzmán logró ese primer objetivo al erigirse como el conquistador de lo que es actualmente el Occidente de México
Uno de los aspectos más relevantes de discutir en estos días-y más con el mes que se avecina-en México y en América Latina (incluyo al Caribe) es qué pasará con los nacionalismos si se opera la transformación del Estado Nacional en Pluri Nacional.
La Historia es lo que hacemos. Se dice de esa manera sencilla pero es lo más complejo que enfrentamos. La Historia es lo que hacemos pero el problema es cómo lo transmitimos, de qué manera lo escribimos, desde que perspectivas se comunican los hechos que llamamos históricos.
Unos días atrás, mi amigo Eduardo Cruz me invitó a sostener una conversación acerca de Chiapas. Eduardo Cruz es un distinguido gestor, difusor y estudioso de la cultura en México y fue un colaborador muy importante de aquel Programa Cultural de las Fronteras
Hace 53 años, ¡vaya que pasamos! estaba en las calles de la eterna Ciudad de México, antes conocida como “El D.F.”, formando parte de los contingentes estudiantiles que a gritos exigían democracia, justicia, participación en los asuntos del país, una sociedad menos desigual.
En estos días en que se ha hablado y escrito acerca de Guillermo Bonfil, recordé a otro de mis maestros más estimados: Pedro Armillas. Escuché el nombre de este extraordinario arqueólogo de labios de Carlos Navarrete, mi profesor en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
El pasado lunes 19 de julio se cumplieron 30 años de la muerte de Guillermo Bonfil acaecida en la Ciudad de México. El 20 o el 21 de julio de 1991, regresaba de Honduras después de cumplir un compromiso académico con la Universidad Pedagógica Nacional en Tegucigalpa. Al ingresar al Aeropuerto de la Ciudad de México lo primero que hice fue comprar el periódico La Jornada y al abrirlo leí la esquela anunciando la muerte de Guillermo Bonfil.