La reconfiguración de Morena en Chiapas: Sasil y ERA, al Senado

Andrés Manuel López Obrador, que está en el plan de aprovechar a todos los personajes locales, fichó a Sasil de León Villard y a Eduardo Ramírez Aguilar, para contender cada uno por un escaño al Senado de la República por Morena.

No será un pase automático al Senado, porque el gobernador Manuel Velasco Coello, muy complaciente con Roberto Albores Gleason, ha entregado la estructura —no el cascarón, como tanto se pregonaba— del Partido Verde y los partidos bajo su mando Mover a Chiapas y Chiapas Unido, los cuales enfrentan la impugnación de Morena para frenar esa alianza.

La llegada de Sasil de León y Eduardo Ramírez Aguilar, al menos hasta anoche se daba como un hecho, conlleva una reconfiguración de Morena en la entidad, con desplazados que se sienten agraviados por pensar, y con razón, que tenían preferencia por antigüedad y lealtad al Peje.

Pero Morena no es un partido político. Morena es un movimiento, casi una revuelta, que a su paso recoge y desecha. En esa lógica, AMLO ha decidido incorporar a ERA, porque es innegable que es dueño de un capital político que puede servir como contrapeso al apabullante PRI, y a Sasil de Léon, por su capital económico.

Eduardo Ramírez Aguilar.

Las sorpresas seguramente no terminarán ahí. Vendrán todavía candidatos a presidencias municipales exmilitantes del Verde y del PRI. Algunos, algunas, con pésimos antecedentes, pero que abonarán con estructura y con dinero a Morena. Otro se irán como Juan Carlos Herrera, hombre de principios, que ha sido ultrajado y marginado.

Estamos ante un AMLO pragmático, capaz de negociar e incluir a todas las personas que puedan ser útiles en su campaña. Lo dijo: los únicos de quienes se reserva derecho de admisión es de los Moreira, de los Salinas de Gortari, de los Calderón, de los Peña y de los Fox. Fuera de ahí, abultarán sus filas los dolidos con el PRI y con el Verde.

En este proceso electoral, en el que tanto incide la estructura gubernamental en un estado como Chiapas, Manuel Velasco desea jugar con ambos bandos. Por un lado, maniobra para quedar bien con Meade y Albores, y por el otro, con AMLO y Escandón. Es evidente, sin embargo, que toda la cargada la ha enviado al PRI, con el peligro de marginar al candidato presidencial de Morena.

El gobernador quiere librarse con urgencia de la saña con la que puede responder el equipo de campaña de José Antonio Meade en este tramo que le falta a la gubernatura, si es que concluye su gobierno, y por el otro, no despertar la furia de López Obrador en caso de que este triunfe en las elecciones presidenciales.

Hasta antes de este proceso electoral, Manuel Velasco había sido buen jugador de ajedrez de la política, pero ahora ha perdido las partidas, con su mejor hombre sacrificado y convertido en candidato al senado en lugar de candidato a gobernador. Y lo peor, se encarga en remediar lo que ya está desecho: la relación con Albores.

Ante este dolor de cabeza que representan las elecciones no se descarta que Manuel Velasco acepte la candidatura plurinominal al Senado de la República, algo que hasta el momento ha rechazado, y que de acuerdo con el cizañoso Juan Sabines Guerrero, sería un acto de cobardía.

Por lo pronto, Sasil de León y Eduardo Ramírez Aguilar están en el buque que capitanea el político con sobrenombre de pez de agua dulce, dispuestos a convertirse en senadores por Morena.