La pregunta inquietante: ¿Qué viene después?

Somos muchos los que nos hacemos la pregunta. La actual pandemia en este planeta mundializado está dejando descubierta la letalidad de la economía política capitalista. Como escribe Desmond Brown en un editorial del Washington Post del pasado 25 de marzo (me llegó gracias a mi amigo Pedro Tomé), no somos comunistas emboscados o conspiradores izquierdistas los que nos preocupamos por responder a la inquietante interrogante de qué pasará después de la pandemia. Podemos empezar por la hipótesis de que los Estados Unidos está perdiendo la hegemonía que ejercía en el mundo y que la misma puede pasar a China. Pero en ese paso ¿continuará la vigencia de la economía política capitalista? ¿Continuará la situación actual en la que un increíble 1% de la población mundial concentra en sus manos toda la riqueza producida en el planeta? Los Estados Unidos no querrán perder su hegemonía así nada más, observando como otras potencias ocupan su lugar. ¿Qué situación provocará la reacción del Imperio contemporáneo?

Otro aspecto que inquieta es que la pandemia puede verse como la oportunidad dorada para los círculos de poder que tienden a imponer el totalitarismo en el mundo. Una amenaza real aumentada por el miedo hace que los insistentes llamados a quedarse en casa sean obedecidos. Pero no es solo el miedo. En Filipinas, por ejemplo, el Presidente de ese país ha ordenado a las fuerzas armadas del ejército y de la policía, disparar a matar a quien rompa la regla de estar sin salir. ¿Qué hace un habitante de Filipinas con necesidad de atención médica o de comprar alimentos, o de cubrir otra necesidad?  Sabiendo que le van a disparar a matar, cómo procede alguien en Filipinas para lograr salir a la calle cuando tiene necesidad imperiosa de hacerlo. En Argentina, con un nuevo gobierno de Izquierda, la policía vigila a quienes salen de su casa para interrogarlos acerca de los motivos que los llevan a la calle. Es válido suponer que los amantes del control total deben estar muy atentos a los mecanismos que han logrado la obediencia a las disposiciones de no moverse de la casa, so pena de caer en graves infracciones a los mandatos del gobierno de que se trate. En Brasil uno puede suponer que la perversidad alcanza su máximo grado al alentar Bolsonaro a la mayoría de la población para que se contagie. Es inaudito el cinismo del fascista que gobierna a Brasil para aprovechar la ocasión de un sector de la población que él considera “indeseable”.

Otro aspecto que muestra esta pandemia es la fragilidad extrema de millones de seres humanos en el planeta que dependen del suministro diario de recursos para sobrevivir. Mientras uno de los multimillonarios que gobierna al mundo está tranquilo en alguna de las salas de estar de alguna de sus múltiples mansiones, qué están haciendo los que no tienen casa, aquellos seres humanos que viven en la calle, como los negros y latinos en Los Ángeles, California, que portan sus “pertenencias” en carritos del supermercado. ¿Bajo qué puente enfrentan a la pandemia? En México mismo, millones-no miles-de personas viven de lo que se llama “economía informal” lo que implica salir a la calle. Pero ahora, aunque lo hagan, ¿quién demandará sus servicios o sus productos? Los asalariados experimentan la fragilidad de su posición ante el hecho de que los despidan del trabajo o simplemente les dejen de pagar. Todo ello puede verse como “experimentos” del “gran capital” para planear un futuro que les garantice la prolongación de su dominio. No es la humanidad como un conjunto la depredadora sino un sistema de economía y de política controlado por una minoría.  Inquieta y preocupa la toma de conciencia de los peligros que se asoman para aquellos que la deben tener.

Estamos en un momento en que el pensamiento crítico, el análisis es imprescindible. No todo está en manos de la medicina para resolver esta compleja situación por la que atravesamos. Es imperativo pensar en las consecuencias mediatas e inmediatas de la pandemia. Venciendo al miedo, no dejándose llevar por los rumores y las falsas noticias, no abandonando el sentido común y analítico, lograremos avanzar para atravesar este momento en el que la humanidad se juega mucho de su futuro. Veamos cómo, al lado de los aspectos oscuros de la situación, por todo el mundo se ha propagado un sentido de solidaridad que se expresa de múltiples maneras. En esa humanidad está el futuro. No sólo confiemos, sino cooperemos en la medida de nuestras circunstancias para que la interrogante de qué viene se resuelva de la mejor manera posible.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 4 de abril de 2020.

 

Sin comentarios aún.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.