No toda la responsabilidad es del gobierno

La situación con la que comenzamos el año con respecto a la pandemia, es peor que al inicio de la misma. Han aparecido nuevas cepas o variantes y los contagios siguen y siguen. Los Estados Unidos se mantienen como el país con mayores contagios y muertos, mientras México anda por el cuarto lugar en América Latina. En la India tienen que vacunar a más de mil millones de seres humanos. En Europa, en países como España, la tormenta de nieve Filomena ha empeorado la situación. Así podríamos seguir. Pero la cuestión de los contagios, a mi juicio, es responsabilidad casi exclusiva de cada persona. Es decir, por lo menos en el caso de México, no le cabe toda la responsabilidad al gobierno. Y no sólo en el caso de México. En España, se están pagando las consecuencias de “salvar la navidad a toda costa” y de seguir celebrando fiestas llamadas REVE, como una reciente en Sevilla con miles de jóvenes. En México, la gente acudió en masa a comprar juguetes a los supermercados y a las tiendas, llenando los centros y plazas comerciales. El famoso puente Guadalupe Reyes, nos está saliendo muy caro. En Chiapas, por ejemplo, se niegan a pasar al semáforo en Rojo, que nunca debió de quitarse. En 10 estados del país más, se ha regresado a semáforos naranjas y amarillos. En la Ciudad de México, la situación es crítica y en realidad se vive en semáforo rojo. En Jalisco, la situación es también muy seria y se ha decretado confinamiento total hasta el 31 de enero. Sobre todo, se insiste en que las personas de 60 años y más, no salgan de su casa. Los contagios están a la orden del día.

Y no todo es culpa del Gobierno. Se podrá disentir o no de la 4T, pero no hay que politizar a la pandemia. Hay quienes piensan que todo se debe a López-Gatell, pero este no es Dios ni creó la pandemia. Si la gente no obedece para quedarse en su casa, lavarse las manos, usar bien el tapabocas y guardar la distancia requerida, López-Gatell por más que se desgañote todas las tardes repitiendo esas medidas, será impotente para detener los contagios. Hay aspectos de la 4T que chocan, que disgustan, pero en el manejo de la pandemia no nos queda más que hacer caso a lo que dicen repetidamente las medidas oficiales: lavarse las manos, usar tapabocas, guardar una distancia de 2 metros entre persona y persona y sobre todo QUEDARSE EN CASA.

Hay quienes hasta los procesos de vacunación critican. Pero lo que tenemos que hacer es esperar a que nos toque y a confiar en que el Gobierno de la 4T ofrecerá la vacuna gratis y de acuerdo a un plan. Hay que entender que se necesitan millones de dosis y esas no se consiguen en una tarde. ES TODO EL MUNDO el que se está vacunando. Mientras nos llega el preciado momento, nos debemos quedar en casa. No hay de otra. Mientras más obedezcamos a esta medida, más rápido saldremos de esta terrible pesadilla. Eso no quiere decir que no expresemos nuestro disgusto ante decisiones gubernamentales con las que no coincidamos. El sentido crítico no debe perderse y hay que defender la libertad ciudadana a expresarse. Eso es así. Pero la pandemia avanzará o no se irá, mientras no entendamos que ya regresará el tiempo en que podremos abrazarnos, estar en la cantina con las botanas y las risas, celebrar nuestro cumpleaños, echar trago con la marimba a todo viento, criticar a voz en cuello lo que se nos dé la gana en donde se nos dé la gana. Pero mientras tanto: QUEDÉMONOS EN CASA.

Ajijic. Ribera pandémica del Lago de Chapala. A 16 de enero, 2021.

P.D. El próximo miércoles sucederá un cambio de gobierno que afectará al mundo: se va Trump (pero desafortunadamente no el Trumpismo: racismo, fascismo, violencia, superficialidad, deshumanización, maldad, crueldad, etcétera y etcétera) y llega Joe Biden a la Presidencia de los Estados Unidos. Biden defenderá los intereses de los Estados Unidos. Hace tiempo que lo dijo el jefe de la CIA: “Los Estados Unidos no tienen amigos, tienen intereses”. Pero esperemos que Biden no lo haga de la forma en que lo hacía Trump, que sólo piensa en él, si siquiera en su país. Esperemos que Biden tenga rasgos de estadista y no de pelafustán de quinta como Trump.

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