Casa de Citas

Casa de citas 144

Las novelas y los crímenes, invenciones inagotables

Matar es una de las actividades más antiguas del mundo. Existió antes, si le hacemos caso a la Biblia, que la prostitución. La literatura, cuya vertiente es la realidad, la ha hecho suya, también, desde su nacimiento: La Ilíada y La Odisea, de Homero, su cuna, chorrean sangre.

Obra del pintor chiapaneco Manuel Velázquez

La Maravilla, la Fantástica

Dos ideas de Octavio Paz sobre el tiempo en Memorias y palabras, cartas a Pere Gimferrer 1966-1977 (Seix Barral, 1999: 225): “El tiempo, nuestro padre, se ha evaporado: ya no es sentido sino sucesión mecánica, insensata. Ayer, hoy y mañana no son ya sino nombres huecos” y (p. 227): “El 12 de agosto es un día como los otros y es un día único: flota sobre el tiempo y no acaba de ser este ni aquel día. Es todos los días, es ningún día y es el día de hoy”.

Obra de Manuel Velázquez.

La mirada de los valientes

Veo Los juegos del destino (Silver Linings Playbook, 2012, dirigida por David O. Russell). Qué buena historia, qué bien actúan Bradley Cooper y Jennifer Lawrence (cumplidora la actuación de Robert de Niro). Una escena me recuerda los muchos reclamos que me han hecho por contestar cualquier mensaje con un simple OK.

Autor: Manuel Velázquez

¿Tiene padre la lluvia?

La Biblia es el libro más vendido, el más leído, el más citado. Hay novelas, obras de teatro, películas, canciones, poemas y un extenso etcétera, ancilares de este libro de libros. He leído varias versiones literarias en español sobre alguno de sus apartados: El cantar de los cantares, según la versión del poeta y novelista José Emilio Pacheco; los cuatro evangelios en la versión del erudito lingüista Ernesto de la Peña y muy recientemente el Libro de Job (Conaculta, 2011), en versión del poeta Francisco Serrano.

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Cerrar el paréntesis

Hasta el número 127 o 128, Casa de citas apareció en un diario físico, impreso, cada lunes durante más o menos tres años. La mandaba, una vez publicada, a un círculo de amigos lectores. A partir de que apareció en Chiapas Paralelo, mandé un correo a mis contactos para decir que saldría cada martes aquí. Escribí al final de mail: “Ahora sí que, como decían en el comercial de Rarotonga (sólo sabrán de qué hablo los que rebasen los 40): Hazla tuya cada martes.”