Mi mujer, mi amante
Conozco a una mujer hermosa, la conozco de siempre o tal vez de antes. Ella es morena, pequeña, inteligente, esbelta. Tiene los ojos vivaces, los cabellos finos, la nariz respingada y su boca es diminuta… así de pequeña como toda ella, como sus manos de princesa ―frágiles y menudas—, como sus pies de niña.