La guerra fría no terminó. Más bien, con la desaparición de la URSS inició una especie de “paz fría”, un concepto que aglutina una escalada de acuerdos estratégicos, como el tratado de reducción de armas de corto alcance entre Rusia y Estados Unidos, en torno a una supuesto prolongado tiempo de paz, debido que al dejar de existir el “enemigo” comunista, no habrían razones para justificar o preparar una guerra a gran escala o nuclear. Desde 1991 las plumas occidentales vitorearon ese fin soviético. En ese eco, su desaparición resonó, urbi et orbi, como “el fin de la historia”. Pero […]
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