
Salsita verde
Cuento Llegó guapísima, veinte minutos tarde. Y no es que se hubiera planchado su negrísimo pelo. Así era, lacia, cabellos finitos como su cuerpo. Era sábado. Toc toc. Ay, perdón, dijo Esteban, todavía sin camisa, fingiendo que acababa de despertar. Soltó un bostezo largo y una risita.En verdad que me da mucha pena. Anoche me quedé hasta muy tarde leyendo. ¡Pero pasa, Elena, ahorita preparo el desayuno! Ay no, qué pena, Esteban. Si quieres vamos a otro lado. No y no. Te invité a desayunar en mi casa, y aquí nos quedamos. Te ayudo, dijo ella, pero Esteban la puso […]