La economía del sexo
Es inobjetable que las personas adultas que trabajan en la industria del sexo comercial tienen derechos civiles y estos deben ser respetados, pero se equivocan quienes aseguran que la trata de personas terminará si se legaliza el trabajo sexual. Tienen derecho a creer individualmente que éste puede ser visto como un negocio lícito en que su cuerpo es la oficina, donde quienes ejercen deberán pagar impuestos, recibir prestaciones y no ser perseguidas judicialmente por su ocupación.











