
Las otras lecciones de mis maestros
No sé si exista algún maestro que se sienta orgulloso de mi generación de los maristas, teniendo en cuenta la clase de individuos a los que estaba formando. Por poner un ejemplo, cada año que pasa más excompañeros aparecen por mi casa para pedirme prestado o me llaman al teléfono, absolutamente borrachos, para decirme: habla por favor con el gobernador, me agarraron los polis y estoy en los separos. –¿Tienes una idea de quién soy? –les cuestiono. –¿No eres Juan Pablo? –No. Entonces cuelgan. En la secundaria, uno tenía la oportunidad de aplicar aquella máxima de Woody Allen («Nunca escuches […]