La Universidad que queremos

UNACH, 40 años

UNACH, 40 años

Por Virgilio Palacios Ríos

Estudiante de Filosofía e integrante de la organización estudiantil Movimiento UNACH

 

Respecto del momento que vive la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), en relación con el probable nombramiento de quien es hoy el actual rector de dicha universidad, el Mtro. Jaime Valls Esponda, hay puntos fundamentales que deseo compartir habida cuenta de que algunos compañeros (del activismo municipal, de la comunidad estudiantil y de quienes componen la comunidad universitaria) me han preguntado mi opinión y posición al respecto.

 

Primero.– El nombramiento futuro o reelección no es un asunto únicamente que les competa a los estudiantes, por el contrario es una responsabilidad integral de toda la comunidad universitaria (estudiantes, académicos, administrativos y sindicatos), es una responsabilidad y decisión que además en el actual esquema jurídico (J.U) y político universitario (P.U) sobrepasa la fortaleza de los estudiantes en términos de organización y política.

Así mismo, el cuestionamiento hacia nosotros es incompleto, abstruso, doloso, tendencioso y peca de hipocresía y perversidad cuando es, en principio de cuentas, el bloque administrativo y académico quienes tuvieran que realizar la cohesión política para que a su vez generen un escenario político susceptible de discutir la universidad que queremos, (en segundo) el proyecto de universidad que queremos, (en tercero) la propuesta de leyes que propicien la universidad que queremos, (cuarto) su presentación de normas ante el congreso del Estado y las condiciones políticas que garanticen su aprobación y, por último, ir formando a los alumnos a un co-gobierno universitario que garantice y permita la permanencia de la universidad que queremos.

Cualquier ocurrencia e improvisación de las acciones, lejos de establecer la universidad como un espacio académico, establecerá condiciones politiqueras para favorecer a los tapados y, en consecuencia, a sus personeros, porros y esquiroles.

 

No estará de más decir que es el movimiento UNACH, que desde el año pasado señaló la necesidad de una modificación a la Ley Orgánica que debía de gestarse desde la discusión en el seno de la universidad en la que participasen el mayor número de personas posibles, pero como era un tema tan lejano, trastocaba intereses y realmente no habían agentes que les preocupase una universidad diferente, nuestra convocatoria sobre los foros de discusión para la construcción de un proyecto académico y de reformas a la Ley Orgánica no fue escuchado ni atendido por quienes ahora critican el actual hecho de modificación parcial de la norma.

En este orden de ideas debo de agregar que, tendríamos que escuchar la opinión de los hoy aspirantes, que por cierto no los hay, para que de esta forma podamos discutir objetivamente el fondo académico y político de la universidad. Por el contrario, el tapadísimo actúa a través de los testaferros y, por el otro, del capricho de acciones políticas de algunos personajes turbios quienes desde el espacio mediático alternativo trazan y recetan diagnósticos desde la comodidad de la casa y a la letra de la “orden de trabajo” para agudizar la hedionda pluma.

Así mismo, el Tapadísimo supone la espera de la bendición para que sean, en su momento, los premiados para la Rectoría. Sin embargo, los tapados (una práctica política de antaño) sustancialmente no presentan ni una diferencia política universitaria, ni mucho menos, un proyecto universitario concreto.

 

Se dice que la reelección es mala, ¿su fundamento?, el mero axioma de su maldad. Pero el contenido de quienes dicen no a la reelección, no expresa la propuesta universitaria ni al actor político-académico que representa los cambios de nuestra alma mater. Dicho así, no podemos fundar una acción si no hay candidato concreto, porque eso supone crear las condiciones para otro tapado que carece de compromiso público y universitario y, que además, no tiene propuestas para enaltecer a la universidad.

Segundo.- Hay opiniones de diversos actores y personajes que sesgan la comprensión política universitaria y, con ello, difuminan la posibilidad de un viraje en la realidad de la universidad. Aunado a esto, las pretensiosas alusiones y adulteras formas de insinuar la necesidad de que algunos grupos estudiantiles nos movilicemos no constituyen solución, sino más bien, agitación fundada en la sinrazón y miopía de horizontes, puesto que no dicen los tapados y personeros qué universidad se quiere y los cambios fundamentales para ésta, no expresan un diagnostico nítido y prospectivo de en dónde se encuentran las fallas curriculares, las fallas en la contratación de sus empleados (académicos, administrativos, y personal de limpieza y seguridad), las fallas en las leyes que gobiernan la universidad, las fallas de cómo las ciencias sociales y humanísticas no están cumpliendo con su sentido de dar soluciones a la crisis política y social que vive Chiapas y México.

Por el contrario, el cambio de Rectoría representa para el grueso de los inconformes la oportunidad de aumentar sus horas, de contratar a los familiares y amigos y, si acaso, turnar o rolar el poder que nuestras facultades y Rectoría representan. Estamos pues, hablando del fondo del problema y no del “de lo sustantivo de la reelección” como algunos nos lo presentan (que no es más que el cascaron del problema)

¿No es acaso que la Licenciatura en Comunicación debe de innovarse, digamos al menos en crear un periodismo académico y programas televisivos de impacto social real y critico?, no es acaso que la licenciatura en pedagogía debería no solo estar participando en la alfabetización de todo Chiapas a través de programas que estimulen vía becas a sus estudiantes?, ¿ no es acaso que la Licenciatura en Filosofía y Literatura debiesen tener mayor injerencia en el conocimiento y debiese ser un bastión universitario del sur de México? ¿Qué estamos haciendo para que la filosofía y literatura participen en una comprensión diferente, alternativa, espacio intelectual del estado y de embajada académica con América latina para forjar nuevos horizontes? ¿Cuál es el Diagnostico de contaduría y administración, de ingeniería y de arquitectura, derecho y sociales? Qué se está analizando con el ingreso a la universidad y con las deserciones, es decir, cuales son las razones por las que entran pocos, y salen por diversas razones de la carrera? Qué se está haciendo para quitar el límite de matrículas puesto que es un crimen dejar a jóvenes sin acceso a la educación y sin la oportunidad de una vida mejor?

No nos confundamos. Lo que está pasando con la modificación a la Ley Orgánica es una lucha de intereses sobre el cargo y no sobre la Universidad. Quienes en el silencio susurran e insinúan la agitación universitaria no son actores que generen propuestas, ni que en su vida universitaria (en la categoría de estudiante o de trabajador) hayan generado una propuesta o posición disidente permanente y elocuente a lo largo de su vida en dicha universidad. De tal forma que su opinión es, cuando menos, de poca importancia política, ética y moral en la universidad.

Tercero.- Cuales son las condiciones políticas alrededor de la universidad que influyen en una reforma a la ley orgánica? Y, teniendo estás condiciones qué se puede hacer o cuándo?. Pienso que si el Legislativo permitió el ingreso de una reforma a la Ley Orgánica de la universidad, ésta no puede darse sin el consentimiento del ejecutivo del estado, es decir, legislativo y ejecutivo están compartiendo un criterio de modificación que la improvisación de acciones no va a repeler.

En otro tenor de factores, eué actores de la vida política nacional están detrás del rector apoyando su carrera?, y tomando en cuenta los factores estatales y federales, es posible realizar una acción que concretice un proyecto universitario y que no ponga vulnerables al estudiante?. Reconociendo la adversidad es como se pueden trazar estrategias y horizontes, dicho de otro modo, movilización y agitación no representan propuesta ni proyecto; un escenario como el de la universidad no se puede construir a partir de la improvisación.

En conclusión, pienso que se está discutiendo un espacio de poder y no un espacio de horizontes de conocimiento y cambio social, que en consecuencia, es un primer motivo y fundamento para no hacer caso a cualquier subversión y agitación.

Considero que se deben pensar las consecuencias de la reelección desde el trabajo que desempeñó Jaime Valls, pero además como la posibilidad de ejecución de un proyecto académico concreto puesto que los proyectos académicos no tienen una durabilidad de cuatro años.

Pienso que esta experiencia debe permitirnos diseñar foros y encuentros universitarios (estudiantes, administrativos y académicos) para trazar la o las posiciones epistémicas, normativas, proyecto a corto mediano y largo plazo para la universidad y facultades para que de esta forma, con una ruta clara y sin apetitos personales, podamos toda la comunidad universitaria caminar en un mismo tenor.

PD. En la universidad no hay elección, porque no votamos los universitarios para nuestro Rector. Ergo, el concepto de reelección puede ser motivo de controversia y amparo, en cuyo caso, esa sería la primer manifestación seria al asunto de la ley orgánica.

PD2.- Tenemos que recuperar la universidad y las facultades antes de lanzarnos a una lucha que no se está dimensionando en todas sus implicaciones.

PD3.- La junta de gobierno es parte del problema.

PD4. Los estudiantes de la UNACH no somos tontos, participaremos cuando hayan posiciones claras y proyectos concretos, pero no antes.

3 Comentarios en “La Universidad que queremos”

  1. Max
    5 noviembre, 2014 at 0:36 #

    Se sabe de Virgilio apoyado por Hugo Armando y Rumaya con becas, lo que realiazo lo hizo por beneficio propio…y eso lo sabemos los que estuvimos en el movimiento…es una pena y obviamente no tiene el alcance que manifiesta..quien no lo conoce que lo compre…

  2. Leonardo Yamasaki
    1 noviembre, 2014 at 10:15 #

    Creo que es precisamente este momento en el que se debe aprovechar para sacar el tema de la nueva Ley Orgánica de la UNACH. Si bien no ha habido una propuesta para modificar la ley orgánica, precisamente este es el momento de hacerla. Una nueva ley debe de empezar con un Congreso Universitario, en donde estén representados los tres grupos que conforman la comunidad universitaria: estudiantes, académicos y administrativos. Si los alumnos organizados no respaldan este momento entonces ¿cuándo? La movilización debe tener rumbo y este rumbo es pedir un CONGRESO UNIVERSITARIO PARA LA REFORMA DE LA LEY ORGÁNICA DE LA UNACH. Dices que en su momento lo que ustedes como estudiantes propusieron no fue atendido, PUES AHORA ES EL MOMENTO. Hacerse un lado en plan de diva NO soluciona nada y deja afuera el momento político.

  3. JORGE AVILA NUÑO
    31 octubre, 2014 at 10:18 #

    Magnifico trabajo de desarrollo, síntesis y conclusión de Virgilio Palacios Ríos, quien se firma como
    estudiante de Filosofía e integrante de la organización estudiantil Movimiento UNACH. No es común que un universitario de ese nivel exteriorice, como lo hace Virgilio y anote en forma puntual cada uno de las aristas clave que conforman la problemática actual de la UNACH. El citado texto podría firmarlo cualquiera de los mas de 1,200 profesores que forman la plantilla base (sindicalizados). Lo dejemos en 100. Pero no es así. La propuesta de rescatar los espacios, empezando con cada Escuela y Facultad lo apoyo.
    Las posdatas a manera de conclusión son, a no dudarlo el relato de las muchas enfermedades que tiene nuestra querida Universidad a sus cuarenta años de vida.

    Bien por Virgilio, y espero que sus comentarios sean leídos, analizados y discutidos por la comunidad universitaria. Solo en el debate podremos encontrar propuestas y soluciones más adecuadas al tiempo en que estamos inmersos.
    Ojalá y pueden enviarme el correo de Virgilio y si es posible su Facebook y Twitter, si es que cuenta con él.

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