Las movilizaciones magisteriales, la coyuntura política y los periodistas de Chiapas

Maestro detenido el 15 de abril. Foto: Cortesía

Maestro detenido el 15 de abril. Foto: Cortesía

 

Como se esperaba en el medio político, toda la fuerza del Estado se volvió contra el magisterio estatal.

Atrapados entre una reforma a la que califican de punitiva y una coyuntura política que tiene que ver con la sucesión presidencial del 2018, el magisterio chiapaneco no quiere ceder y hace uso de su derecho y casi única estrategia política: la movilización.

El saldo de la movilización del pasado día 15 es impactante porque hacía mucho tiempo que en Chiapas no se veía que a manifestantes se les consignara, y además se les enviara a prisiones preventivas fuera del estado.

18 integrantes del magisterio incluidas mujeres fueron enviados inmediatamente en aviones de la Policía Federal al penal de Tepic, Nayarit. La acción gubernamental claramente busca incrementar la intimidación y sobre todo manda el mensaje de que la clase política nacional está dispuesta a aplastar a la disidencia magisterial.

Por todos lados que se vea, la carga policial fue un exceso. Gases lacrimógenos que incluso afectaron a la población civil y sobre todo, los testimonios -que son diversos- indican que los maestros detenidos fueron aquellos que ante el embate policial se rezagaron, estaban enfermos o tienen ya una edad considerable.

La quema del auto del canal cinco -filial estatal de televisa- al parecer fue obra de provocadores. Siendo una de las principales vías urbanas en donde sucedió el incidente, seguramente las cámaras de seguridad captaron todo el acontecimiento y se podrá esclarecer el perfil de los responsables del reprobable ataque a los compañeros periodistas.

Iban por los docentes más beligerantes. Dos elementos lo confirman:

Primero, salvo en San Cristóbal de las Casas y Tuxtla, las protestas magisteriales en los demás puntos del estado donde estaban confirmadas, se efectuaron tranquilamente. Es más, el protagonismo de la policía brilló por su ausencia.

Por ejemplo, en la movilización efectuada en Arriaga en los límites con Oaxaca, la policía no tuvo incidencia. Lo mismo en la realizada en Ciudad Cuauhtémoc, en los límites con Guatemala y en los puentes fronterizos de Talismán y Ciudad Hidalgo.

Las señales del endurecimiento gubernamental eran ya evidentes.

Primero el relevo de Ricardo Aguilar al frente de la Secretaría Estatal de Educación y la llegada de Sonia Rincón Chanona significó la salida de un conocedor profundo del magisterio, pero desgastado; y la llegada a esta estratégica secretaría de un activo político -ya casi en el retiro- pero que conoce también a fondo las entrañas del sector magisterial y que además es allegada a los poderes fácticos nacionales magisteriales.

Es decir, la estrategia gubernamental contra la disidencia magisterial recibió el impulso de un nuevo titular del ramo que ya no tiene nada que perder y sí mucho que ganar en su futuro político.

El segundo lugar la salida de Josefa de Laddaga de la Delegación de la Educación Federalizada y la llegada de un delegado foráneo responde a la estrategia del control federal de la evaluación educativa. Llegado el momento, las evaluaciones estarán en manos de funcionarios no chiapanecos que no tendrán compromiso político con ninguna corriente disidente ni con el gobierno estatal.

Es claro que el gobierno federal busca el control total de la educación en Chiapas, y acabar con los cotos de poder de la Coordinadora Nacional de la Educación CNTE.

Aurelio Nuño buscando la nominación presidencial se juega el todo por el todo buscando la nominación presidencial, -no está pensando en los costos políticos ni sociales en Chiapas, Guerrero y Oaxaca del ataque a la disidencia magisterial- tiene la ley de su lado y posiblemente todo el apoyo presidencial.

Es decir, la lucha magisterial y el choque con el magisterio disidente se encuentran en la ruta coyuntural de la sucesión presidencial del 2018. Ese elemento contamina la necesidad y el imperativo -en el que todos coinciden- de modernizar el sistema educativo mexicano.

De parte del magisterio disidente y de todo el gremio, el error fundamental fue la falta de claridad en el método de lucha para revertir o frenar la Reforma Educativa.

Otro error es la falta de propuestas integrales y alternativas del gremio magisterial a la Reforma Educativa ya aprobada.

Incluso, ¿qué han hecho por sus colegas docentes los maestros que han accedido a los puestos de representación popular?

Aquí llegamos a la única fuerza política del magisterio: Su capacidad de organización y de movilización y a su total disposición -por lo menos de la disidencia- de resistir.

Ello sirve para evidenciar las estrategias gubernamentales, atraen la atención mediática y de los organismos defensores de los derechos humanos y buscan generar la concientización de los padres de familia.

En el fondo, las movilizaciones buscan generar condiciones de negociación con el gobierno federal y estatal.

El problema es que la coyuntura del 2018 puede servir para salvar al magisterio disidente o para condenarlo.

Por eso, las manifestaciones magisteriales no cesarán, como tampoco las acciones federales para fortalecer la Reforma Educativa.

Del lado del gobierno federal, la tarea es contener las movilizaciones magisteriales e incrementar las acciones para que la Reforma Educativa camine.

Del lado del magisterio la tarea es resistir, esperando que la coyuntura del 2018 cambie. No hay de otra. El Gobierno Federal y el magisterio disidente están atrapados en ello.

Del lado de nosotros los comunicadores, los periodistas, denunciamos el radicalismo de las partes. El exceso del gobierno federal por la carga policial ante el derecho de a la manifestación. Las agresiones, los gritos del magisterio a quienes solo comunicamos lo que pasa.

Simplemente hacemos nuestro trabajo. Y lo hacemos lo más objetivo posible.

En caso de reclamos, deberían dirigirse hacia los empresarios de la comunicación. A los que hacen del periodismo un negocio. Esos no somos los periodistas de a pie. Los que buscamos “la nota”.

¿Por qué el magisterio chiapaneco califica a los periodistas entre buenos y malos? ¿Por qué agrede a la prensa?

Por qué los líderes magisteriales dicen que aquellos que publiquen a favor de las movilizaciones son a los que se otorgará gafete de identificación? ¿Por qué actúan con sectarismo?

Cuando tendrán la ley en contra deben de buscar todo el apoyo popular posible.

 Tienen a la clase política en contra. No pongan a la sociedad y a los comunicadores también contra la espada y la pared.

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