Municipio ¿Para qué ?

Por José Eduardo Morales Montes.

La corrupción en los municipios de México

La corrupción en los municipios de México

Ser presidente de la ciudad que nos vio nacer, crecer y formarnos, es una de las aspiraciones más apasionadas de todo «político». Representa uno de los más  legítimos triunfos y trofeos en la carrera política. Sin embargo, en los tiempos actuales por los que atraviesa nuestro país, ser alcalde de un municipio representa también una de las más avasalladoras pruebas políticas y administrativas. Veamos algunos datos claves:

En nuestro país; según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) 20 municipios concentran el 45% del total de la deuda municipal del país, que hasta el corte del 30 de septiembre del año paso se calculaba en unos 54,621.4 millones de pesos corrientes y es que el problema radica en que los municipios en México gastan lo que no tienen, estos sólo generan el 4.4% de los ingresos totales del país gastando el 7.5% de ese total.

Y es que ante la nueva realidad económica mexicana y la caída del precio del petróleo los municipios tienen que optar entre diversos escenarios para que las finanzas municipales no afecten o afecten en un grado menor garantizar los servicios urbanos y de otra índole, a decir verdad generalmente se opta por endeudarse más, que ajustar el gasto público o mejorar la recaudación.

Chiapas ocupa el  lugar once  en endeudamiento de sus municipios, con una deuda que rebasa los 3 mil millones de pesos, esto significa que una buena parte de las alcaldías chiapanecas presentan deuda pública importante, ¿Usted querría gobernar un municipio endeudado? Con la reforma constitucional de disciplina financiera de los estados y municipios, se pretende controlar el endeudamiento público de estos dos niveles de gobierno.

El reino de la coca. «El narco reina en el 75% de los municipios en México». David Arellano Cuan, titular de la  Unidad de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Gobernación, declaró que algo así como unos 1854 municipios de los que hay en nuestro país, son vulnerables a la infiltración del crimen organizado, ya que cuentan con pocas herramientas ante la penetración de la delincuencia.

Un dato frio pero revelador y que se ha acentuado y agudizado con los diversos sucesos criminales que abundan la geografía mexicana, desde la matanza de San Fernando, Tamaulipas hasta la reciente desaparición de 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero, a manos de policías municipales, y aunque el narco no gobierna, es evidente que sí reina;.

Edgardo Buscaglias, afirma que el municipio en México ha sido tierra fértil para el narco, los cárteles han secuestrado las instituciones municipales y han hecho alianzas políticas,  por lo que la operatividad de los cárteles de la droga es visible y abierta bajo la complicidad de dichas autoridades. ¿Estarías dispuesto a establecer alianzas con grupos delictivos?

Un dato importante para esta reflexión que va más allá de una mera cifra. ¿Qué piensan los mexicanos de sus alcaldes? Para responder este interrogante es menester echarle un vistazo al fenómeno de la corrupción.

En nuestro país, según Barómetro Global de la Corrupción (2013), el 80% de los mexicanos creemos que la corrupción es un problema serio, y va ligado inexorablemente con la confianza hacia el gobierno mismo. De acuerdo al estudio denominado México, anatomía de la corrupción, María Amparo Casar afirma que un 91% de los ciudadanos mexicanos no confía en los partidos políticos.

La corrupción genera debilidad institucional de las autoridades municipales. Propicia la pérdida de la legitimidad de un gobierno el cual desfavorece el desarrollo económico y social de un municipio. Un gobierno es ilegítimo cuando prevalece la ingobernabilidad que provoca el mal manejo de las finanzas, nepotismo e ineptitud para administrar, gobernar y detonar desarrollo en una sociedad, provocando que gran parte de los ciudadanos desconfiemos de nuestros alcaldes y otros representantes populares.

La Calidad de la Ciudadanía. Un ciudadano «apolítico» es un iluso. No se puede ser apolítico. La naturaleza humana hace del hombre un político por antonomasia. Se puede ser apartidista pero nunca apolítico. Pero la política no se reduce únicamente a formar parte de un «partido político», se expande a la participación ciudadana.

Es muy sencilla la fórmula para elevar la calidad de la ciudadanía: a más participación ciudadana mayor y mejor serán garantizados nuestros derechos. El buen ciudadano se involucra en los asuntos públicos de su comunidad. No podemos ser apáticos, debemos participar.

Los políticos no deben seguir concibiendo al municipio como mero motín de elecciones y poder, ni como una pieza orgánica más de la estructura federalista, sino lo deben de entender como el espacio sociológico y jurídico que resurge como consecuencia de la trasformación de las relaciones humanas y del Estado propio, dentro del actual sistema de globalización.

Siendo el municipio una institución, aún más antigua que el propio Estado, que le dé al federalismo mexicano una nueva perspectiva que desarraigue esa lógica centralizadora del poder de nuestro actual sistema político federal.

Sin comentarios aún.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.